Martes, 15 de febrero de 2011
Drogas e hipocres?a: Pedro Salinas
Ten?a previsto entrarle a otro tema, pero como el de las
drogas me parece importante, aqu? voy. No las consumo, que conste. Creo
que embrutecen y degradan. Que menoscaban la salud y entorpecen. Creo,
adem?s, que el Estado tiene la responsabilidad de emprender campa?as
informativas sobre los riesgos y consecuencias que implica el consumo de
estas. Sin embargo, y dicho todo ello, no me escandaliza si un adulto
se fuma un porro. Ni me molesta. Tal cual. Doy por sentado que cada
quien es libre de hacer con su cuerpo lo que quiera. Y que el Estado no
tiene derecho a entrometerse en la libertad de la persona, mientras lo
que haga dicha persona no da?e o perjudique al resto. O a m?.
Por lo dem?s, en el Per?, como ha explicado claramente el penalista Jos?
Ugaz en el diario La Rep?blica, poseer drogas o consumirlas no es un
delito. Solo tipifica como tal el tr?fico, la comercializaci?n, la
venta. O su fabricaci?n, que esa es otra. Pero consumirlas, como dice
Ugaz, ?carece de relevancia penal?. As? que ya ven. Fumarse un pitillo
de marihuana no es un crimen, si no qued? claro.
Ahora, para ser sinceros, lo que me fastidia un tanto en torno a esta
discusi?n es la hipocres?a de algunos. De algunos pol?ticos,
particularmente. Que se horrorizan con la propuesta de legalizar las
drogas, mientras que el narcotr?fico crece exponencialmente por todo el
pa?s. ?O no se han enterado todav?a que ya somos el primer exportador de
coca?na a nivel global? ?O son incapaces de ver que este gobierno en
materia de lucha contra el narcotr?fico no ha avanzado ni un mil?metro?
Por poner un par de ejemplos.
?(Si la marihuana se legaliza) como una droga dulce, pasaremos a
legalizar la coca?na como droga dura y finalizaremos con la aprobaci?n
de la eliminaci?n de ancianos?, dijo Alan Garc?a sobre el tema, hace
poco, sin que le tiemble la barriga. Es decir. Como si fumarse un
troncho fuese la antesala de una masacre en el asilo Canevaro. Como si
proponer la legalizaci?n nos condujese inexorablemente a un holocausto
geri?trico. O algo as?.
Pero claro. La cosa no es como la cuenta Alan. Qu? va. Ah? est?n los ex
presidentes Cardoso, de Brasil, Gaviria, de Colombia, y Zedillo, de
M?xico, recomendando legalizar ante el fracaso de la guerra contra las
drogas, porque este no es un problema policial, sino econ?mico. Ah? est?
igualmente nuestro Nobel, Mario Vargas Llosa, subrayando precisamente
esto ?ltimo. Que si el problema de la droga es econ?mico, econ?mica
tiene que ser la soluci?n. ?La legalizaci?n traer? a los estados unos
enormes recursos, en forma de tributos, que si se emplean en la
educaci?n de los j?venes y la informaci?n del p?blico en general sobre
los efectos da?inos para la salud que tiene el consumo de
estupefacientes puede tener un resultado infinitamente m?s beneficioso y
de m?s largo alcance que una pol?tica represiva, la que, aparte de
causar violencias vertiginosas y llenar de inseguridad la vida
cotidiana, no ha hecho retroceder un ?pice la drogadicci?n en ninguna
sociedad?, escribi? en El Pa?s.
La criminalidad prospera gracias a que las drogas son proscritas. Si
transitamos hacia un mercado legal, los carteles terminar?n por
evaporarse. Mientras que ello no ocurra, el c?ncer del narcotr?fico
seguir? haciendo su agresiva met?stasis. Comprando conciencias.
Arreglando procesos judiciales. Prostituyendo a las autoridades
pol?ticas y policiales. Ejecutando periodistas y familias enteras.
Socavando la democracia. Y as?.
Trece a?os dur? la Ley Seca en los Estados Unidos. Cuando Roosevelt la
derog?, es verdad, el alcoholismo no se esfum?. No obstante, el crimen
violento decreci? dos tercios. Y los borrachos continuaron tomando,
dec?a, ya sin esconderse en garitos clandestinos, pero, eso s?,
desaparecieron para siempre los Capone y las mafias.
Es verdad tambi?n que la legalizaci?n lleva aparejada otras amenazas.
Empero, como dijo el escritor Tom?s Eloy Mart?nez, ?no se trata de
alentar el consumo, sino de controlarlo mejor, invirtiendo en campa?as
efectivas de salud p?blica?, que podr?an financiarse con las gigantescas
sumas que hoy se invierten en represi?n; y, por cierto, con las otras,
tambi?n enormes, que saldr?an de la regulaci?n y el cobro de impuestos
sobre las drogas. Digo.
?
Fuente: Peru21