Martes, 11 de mayo de 2010
?Por qu? ecosocialismo hoy?
Un socialismo digno del nombre tendr? que ser ecol?gicamente orientado, es decir, tendr? que ser un "ecosocialismo" consagrado a restaurar la integridad de nuestra relaci?n con la naturaleza.
La producci?n dentro del ecosocialismo debe orientarse hacia la reparaci?n del da?o de los ecosistemas y promoviendo ecosistemas florecientes.
El homo sapiens ha estado luchando con sus efectos sobre la naturaleza desde los d?as del Paleol?tico y las primeras grandes extinciones realizadas por las bandas de cazadores. Pero no fue sino hasta los a?os setenta que estos efectos se empezaron a experimentar como una gran crisis ecol?gica que amenaza el futuro de todas las especies. El movimiento ecologista moderno naci? en ese momento, con sus D?as de la Tierra, partidos verdes y ONGs innumerables se?alando una nueva, ecol?gicamente consciente, ?poca que se hab?a levantado para luchar contra la amenaza planetaria.
El optimismo de esos tempranos a?os ahora se ha marchitado totalmente. A pesar de ciertas intervenciones ?tiles, como el mayor reciclado de basura o el desarrollo de zonas verdes, o de la aparentemente creciente masa de regulaciones gubernamentales, en las ONG's medioambientales y los programas acad?micos se ha verificado el paso global de la decadencia ecol?gica. De hecho, desde que el primer D?a de la Tierra fue proclamado, se ha empeorado en ?reas cruciales como las emisiones del carbono, la p?rdida de arrecifes y la deforestaci?n de la Amazona; todo ello actualmente se ha acelerado y ha empezado a asumir un car?cter exponencial. ?C?mo explicar este molesto hecho? ?Por qu? la conciencia que deber?a inspirar los esfuerzos m?s vigorosos para ir m?s all? de los l?mites de ambientalismo actual no se ampli?? Quiz?s Margaret Thatcher debe considerarse aqu?. En los a?os tard?os de los setenta, la misma d?cada que iba a introducirnos en la era medioambiental, la "Dama de Hierro", primera ministra del Reino Unido, anunci? el surgimiento del "TINA," la sigla para su eslogan "No Hay Ninguna Alternativa" ("There Is No Alternative") a la sociedad dada, y ciertamente ninguna alternativa de la clase prevista por la primera oleada de activistas ecologistas.
Lo que hab?a pasado era que ese ambientalismo hab?a extraviado el punto, y estaba tratando con s?ntomas externos en lugar de atacar a la enfermedad b?sica. Thatcher no lo deletre? en detalle pero no hubo ninguna equivocaci?n de lo que ella ten?a en mente y sosten?a: "No Hab?a Ninguna Alternativa al Capitalismo" -o, m?s exactamente, para el renacido, duro y afilado, tipo de capitalismo que se hab?a instalado durante los a?os setenta en lugar del capitalismo del Estado benefactor que hab?a prevalecido por m?s de un siglo. ?sta era una respuesta deliberada a una seria crisis de acumulaci?n que hab?a convencido a los l?deres de la econom?a global a que instalaran lo que conocemos hoy como neoliberalismo. Thatcher fue emblem?tica, junto con Ronald Reagan en el EE.UU., de su cara pol?tica. El Neoliberalismo es un retorno a la pura l?gica del Capital; no es ninguna tormenta de paso sino la verdadera condici?n del mundo capitalista que habitamos. Ha barrido las medidas que hab?an inhibido la agresividad del Capital y los ha reemplazado con una desnuda explotaci?n de la humanidad y la naturaleza. Al derribar las fronteras y l?mites de su acumulaci?n se le conoce como "globalizaci?n," y es celebrada por ide?logos como Thomas Friedman como una nueva ?poca de progreso universal sostenido por las alas del mercado libre y la mercantilizaci?n de todo.
Esta guerra rel?mpago o bombardeo neoliberal acab? con las d?biles reformas liberales que los movimientos medioambientales de los a?os setenta hab?an ayudado a poner en orden para verificar la decadencia ecol?gica. Y como estos movimientos no han desarrollado ninguna cr?tica al Capital, o una muy peque?a, flotan sin esperanza en un tiempo de crisis acelerada.
De modo que es el momento de reconocer la insuficiencia absoluta de las premisas b?sicas de ambientalismo de la primera ola y sus formas de organizaci?n. Hay una cierta urgencia de este reconocimiento, para advertir los cambios profundos y de hecho sin precedentes en la existencia humana por la crisis ecol?gica. Y este camino que se ha abierto ahora ante nosotros puede atribuirse al Capital mismo, que nos pone sobre la huella del caos ecol?gico. Mientras hay muchas y complejas evidencias correspondientes a la responsabilidad del Capital en la crisis ecol?gica, lo cierto es que ?nicamente se mantiene una tendencia arrasadora: el capitalismo requiere el crecimiento incesante de la producci?n econ?mica, y como este crecimiento sirve a la causa del Capital pero no a las necesidades humanas reales, el resultado es la desestabilizaci?n contin?a de su integral relaci?n con la naturaleza. La raz?n esencial de esto depende de la diferencia distintiva del capitalismo con todos los otros modos de producci?n, esto es, que ?ste est? organizado alrededor de la producci?n del propio Capital -de una entidad completamente abstracta, cuantitativa y num?rica sin l?mite interior. Por lo tanto, arrastra al material mundo natural, que tiene l?mites muy definidos, junto con ?l en su enloquecida b?squeda de valorizar el valor, de valor y plusvalor, y no puede hacer nada m?s.
No tenemos ninguna opci?n frente al hecho de que la crisis ecol?gica pronostica un cambio radical. Pero podemos escoger el tipo de cambio, el cual puede ser para la vida o para la muerte. Como Ian Angus lo pone en su p?gina electr?nica, "Clima y Capitalismo", la opci?n es bastante simple: "EcoSocialismo o Barbarie: No hay ninguna tercera v?a".
En realidad, esa es una par?frasis de lo que la gran Rosa Luxemburg dijo al principio del siglo XX, que real disyuntiva de la humanidad estaba entre "Socialismo o Barbarie". Esto es una gran verdad. El fracaso de las revoluciones socialistas (de manera inmediata, como en el caso de Luxemburg y el levantamiento espartaquista en Alemania, y despu?s con el fracaso de los otros socialismos del siglo XX, sobre todo aquellos organizados alrededor de la URSS y China), ha sido una condici?n para el presente triunfo del capitalismo b?rbaro, con sus guerras interminables, la pesadilla del consumismo, el ensanchamiento entre ricos y pobres -y muy significativamente, con la crisis ecol?gica. De modo que la elecci?n humana nos remite a lo mismo, excepto que la barbarie capitalista significa ahora ecocat?strofe. Esto es as? porque la capacidad de la Tierra para limpiar los efectos de la producci?n humana se ha sobrepasado por el caos de su sistema productivo. Cualquier movimiento para la transformaci?n social en nuestro tiempo tendr? que poner en primer plano este problema, porque la misma noci?n de un futuro depende en delante de si podremos resolverlo o no.
Por esta raz?n, un socialismo digno del nombre tendr? que ser ecol?gicamente -o para ser m?s exactos, "ecoc?ntricamente"- orientado, es decir, tendr? que ser un "ecosocialismo" consagrado a restaurar la integridad de nuestra relaci?n con la naturaleza. La distinci?n entre ecosocialismo y los socialismos de la "primer ?poca" del ?ltimo siglo no es meramente terminol?gica, como si para el ecosocialismo simplemente se necesitara el control obrero sobre el aparato industrial y alguna buena regulaci?n medioambiental. Se requiere el control obrero en el ecosocialismo como en el socialismo de la "primera ?poca," porque los productores son libres s?lo si trascienden al capitalismo. Pero el aspecto ecol?gico tambi?n propone un nuevo y m?s radical problema que pone en cuesti?n el mismo car?cter de la propia producci?n.
La producci?n capitalista, en su b?squeda interminable de ganancias, busca convertir todo en mercanc?a. S?lo de este modo la acumulaci?n puede continuar expandi?ndose. Al liberarnos de la tiran?a de la propiedad privada sobre los medios de producci?n, con el socialismo, sea de la primera ?poca o como ecosocialismo, se har?a posible interrumpir la tendencia mortal de ese canceroso crecimiento, el cual es determinado siempre por la competencia entre los capitales para ganar la porci?n m?s grande del mercado. Pero eso dejo abierta la pregunta de lo que se producir?, y c?mo, dentro de una sociedad ecosocialista.
Es claro que la producci?n tendr? que cambiar: de ser dominada por el intercambio -el camino de las mercanc?as- a otro que sea dominado por el uso, esto es, por la directa satisfacci?n de necesidades humanas. Pero esto, a su vez, requiere una definici?n, y en el contexto de la crisis ecol?gica, "uso" s?lo puede significar aquello que considera como necesidades esenciales lo que supere la crisis ecol?gica -que es la m?s grande necesidad de la civilizaci?n en su conjunto, y por consiguiente para cada mujer y hombre dentro de ella. De ah? se sigue que los seres humanos s?lo pueden florecer en circunstancias en las que el da?o a la naturaleza que el Capital le ha inflingido sea superado, por ejemplo, dejando de emitir carbono a la atm?sfera. En la medida en que la "naturaleza" es el juego interrelacionado de todos los ecosistemas, la producci?n dentro del ecosocialismo debe orientarse hacia la reparaci?n del da?o de los ecosistemas y de hecho, promoviendo ecosistemas florecientes. Esto podr?a traer consigo granjas racionales, por ejemplo, o -ya que somos criaturas naturales que viven ecosistem?ticamente, en comunidades- relaciones humanas ecol?gicamente dirigidas, incluyendo la crianza de los ni?os, las relaciones entre los g?neros y de hecho, la totalidad espiritual y est?tica de la vida.
Este art?culo est? lejos, por ser demasiado breve, de permitir el desarrollo de estos temas. Pero por lo que se ha dicho hasta ahora debe estar claro que hablando de ecosocialismo estamos diciendo mucho sobre lo que nuestra econom?a o tecnolog?a deben cambiar. Ecosocialismo no es ninguna materia completamente econ?mica, tal y como no era una mera cuesti?n econ?mica el socialismo o el comunismo en la perspectiva de Marx. Es necesario precisar la transformaci?n radical de la sociedad -y de la existencia humana- que Marx previ? como la pr?xima fase en la evoluci?n humana. De hecho, as? debe ser si acaso vamos a sobrevivir a la crisis ecol?gica. Ecosocialismo es el indicador de, entonces, un modo completamente diferente de producci?n, uno en el que los trabajadores libremente asociados producen ecosistemas florecientes en lugar de mercanc?as. Definitivamente, esto plantea mucho m?s preguntas que respuestas, lo cual es la medida de cu?n profunda es la crisis ecol?gica. ?Qu?, despu?s de todo, parecer?a la vida si dej?ramos de emitir enormes cantidades de carbono en la atm?sfera y permiti?ramos que el ecosistema del clima pueda re-equilibrarse, es decir, ser sanado? ?C?mo ser?a, realmente, vivir completamente como humanos en armon?a con la naturaleza dados los tremendos horrores hechos por nuestro sistema de sociedad? No hay ninguna certeza del resultado. Pero hay una certeza que nosotros tenemos que construir: debe haber una alternativa. www.ecoportal.net
From New Socialist: http://www.newsocialist.org/index.php?id=1321
Publicado en Rebelion http://www.rebelion.org
Uno de los m?s recientes libros de Joel Kovel es El Enemigo de la Naturaleza (The Enemy of Nature, 2nd edition forthcoming 2007, Zed).
Fuente: Eco portal