S?bado, 12 de septiembre de 2009
El color de la tierra emerge en Per?
Conocer Per? es una historia de contrastes. Contrastes entre ciudades, entre razas y etnias, entre la ?nfima minor?a de ricos y la masa de pobres.
En la capital, Lima, se dan todos ellos: m?s de 9 millones de habitantes, casi un tercio del pa?s, se concentran en esta urbe, rodeada por cientos de miles de infraviviendas, construidas por habitantes de las regiones del interior y del sur que emigraron hacia Lima en busca de trabajo o huyendo del conflicto armado que sufri? el pa?s en los a?os 80 y 90.
El poder pol?tico y econ?mico se concentra aqu?; las particularidades del pa?s y, una vez m?s, sus contrastes, hacen que sea posible que un pol?tico despreciado por la inmensa mayor?a de la poblaci?n, Alan Garc?a, que pierde en todas las regiones de Per?, sea Presidente por su victoria en Lima. Garc?a ya fue Presidente de Per? entre el a?o 85 y 90 y su mandato se caracteriz? por numerosos esc?ndalos de corrupci?n y por el uso indiscriminado del terrorismo de Estado.
Termin? huyendo del pa?s, dej?ndolo sumido en la miseria al tiempo que su cuenta corriente se llenaba de ceros en un banco de Suiza. Tras la d?cada de brutal ajuste neoliberal y pol?tica dictatorial de Fujimori, en la que los partidos desaparecieron del mapa por el descr?dito absoluto que hab?an contra?do, y tras salir del poder, nuevamente, con millones de d?lares del erario p?blico y con un rastro de sangre y muerte, lleg? la etapa de Alejandro Toledo, que se presentaba como el primer presidente de origen ind?gena de Per?.
El continuismo de las pol?ticas liberales fue total. Y, en el 2006, regres? de nuevo el inefable Alan Garc?a, aupado por su partido, el APRA, y de la mano de la derecha radical y el fujimorismo en una segunda vuelta en la que se impuso al candidato de la izquierda, Ollanta Humala. La izquierda pol?tica de Per? lleva sumida en el descr?dito m?s absoluto desde hace d?cadas.
En algunos casos, por la asimilaci?n de toda la izquierda que se hac?a desde el poder de los atentados de Sendero Luminoso y en otros, por la falta de consistencia de recomposiciones como Izquierda Unida y la cooptaci?n constante por parte de la oligarqu?a de figuras destacadas de la izquierda peruana. Sirva como ejemplo el caso de Yehude Sim?n, Primer Ministro de Per? hasta julio de este a?o y m?ximo representante de Patria Libre, brazo pol?tico del MRTA, en los 90.
Los 3 a?os de mandato de Garc?a han profundizado las pol?ticas neoliberales de la ?poca de Fujimori y Toledo, aunque el papel de sumisi?n total a los intereses de EE.UU en la zona (cuyo ?ltimo episodio ha sido el apoyo al establecimiento de bases militares norteamericanas en Colombia) le convierten, si cabe, en un aliado m?s estrecho de los intereses del imperialismo yanqui de lo que lo fueron sus predecesores.
El gobierno de Garc?a se ha enfrentado en los ?ltimos tiempos a protestas de los transportistas, los trabajadores de la sanidad y de los maestros, aunque todas son sistem?ticamente desacreditadas por partidarios del Gobierno y la mayor?a de los medios de comunicaci?n bajo el califcativo "chavistas".
??Respuesta Ind?gena.- Pero el desaf?o mayor al que se ha enfrentado el ejecutivo peruano en este periodo ha sido la lucha de los pueblos ind?genas del Amazonas contra los decretos legislativos que permiten a las multinacionales explotar los recursos naturales de la selva, gas y petr?leo fundamentalmente.
La resistencia ind?gena empez? en agosto de 2008, cuando el movimiento consigui? frenar dos decretos legislativos que permit?an la extracci?n de recursos naturales de la selva a las grandes empresas. Como resultado de esa lucha victoriosa, se nombr? una comisi?n parlamentaria para analizar otros decretos cuestionados relacionados con la implementaci?n del Tratado de Libre Comercio con EE.UU, auspiciado por Garc?a desde su llegada al poder.
La citada comisi?n dictamin? que ocho decretos eran anticonstitucionales y que vulneraban el Convenio 169 de la OIT y la Declaraci?n de los Derechos de los Pueblos Ind?genas. Pero las conclusiones de este informe fueron ignoradas desde el mismo momento de su aprobaci?n y los decretos continuaron vigentes.
??Masacre en Bagua.- El 9 de abril de este a?o, la Asociaci?n Inter?tnica para el Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP) reinici? la lucha, bajo el liderazgo de Alberto Pizango. Tras meses de tensi?n, el d?a 5 de junio el gobierno de Alan Garc?a mand? a la Polic?a Militar que cargara contra los piquetes que bloqueaban la carretera de Bagua, al norte del pa?s, ciudad que marca la puerta de acceso a la selva amaz?nica y, por tanto, a las zonas donde se puede extraer el petr?leo y el gas que tanto ambicionan las multinacionales.
El despliegue militar de polic?a armada, helic?pteros y miembros de la Direcci?n de Operaciones Especiales (DIROES) no intimid? a los ind?genas, pero el precio pagado por su osad?a fue alto: un n?mero indeterminado de asesinados (se estima que m?s de un centenar). La respuesta de las comunidades amaz?nicas no se hizo esperar: 20 polic?as de las comisar?as de Bagua fueron ajusticiados. Los cuerpos de los nativos fueron incinerados para no dejar pruebas del crimen durante el toque de queda dictado por el Ej?rcito tras la matanza.
El fatal resultado del enfrentamiento hizo retroceder moment?neamente al gobierno, que orden? a su mayor?a congresual (formada por un bloque entre el APRA de Garc?a, la muy derechista Unidad Nacional y el partido de la hija de Fujimori) derogar 2 de los 8 decretos legislativos cuestionados por los ind?genas, los referidos a la tierra y la flora y fauna amaz?nica.
Adem?s, el gabinete dirigido por el Primer Ministro Yehude Sim?n tuvo que dimitir ante el esc?ndalo internacional que provoc? la matanza. Pero Garc?a solo quer?a ganar tiempo y, seguidamente, orden? la detenci?n del l?der de AIDESEP, Alberto Pizango, que pudo escapar del asedio policial refugi?ndose en la Embajada de Nicaragua, desde donde pudo salir hacia ese pa?s como asilado pol?tico.
Paralelamente, Garc?a escribi? un art?culo en el que sosten?a que la revuelta estaba organizada por Hugo Ch?vez y Evo Morales y volv?a sobre su antigua consigna que asemejaba a los ind?genas amaz?nicos con el "perro del hortelano" ya que no explotaban los inmensos recursos naturales de su tierra pero tampoco permit?an a otros explotarlos.
El nuevo gabinete dirigido por Vel?squez Quesqu?n dej? bien a las claras sus intenciones desde el mismo momento de su llegada: Una de sus primeras decisiones fue crear una AIDESEP fantasma, presidida por un renegado amaz?nico, Alexander Teeps, que no puede entrar en las comunidades, para intentar debilitar, fragmentar y derrotar la resistencia ind?gena. No lo consigui?.
AIDESEP es una organizaci?n que agrupa a 1350 comunidades, 68 federaciones y 8 organizaciones regionales en la que se encuentran representados decenas de miles de ind?genas. Las ?rdenes de detenci?n contra varios dirigentes de AIDESEP, el exilio forzado de Pizango y el estrangulamiento econ?mico y pol?tico de la federaci?n ind?gena han supuesto un desaf?o enorme para el movimiento, el cual, no obstante, est? resistiendo y anuncia nuevas movilizaciones y bloqueos en la Selva para finales de septiembre.
Su reclamo sigue siendo expl?cito: derogaci?n irrevocable de todos los decretos sobre la Selva, ligados al Tratado de Libre Comercio (TLC) con EE.UU , libertad inmediata para todos los ind?genas detenidos tras la masacre de Bagua y retorno sin cargos del Presidente de AIDESEP, Alberto Pizango.
Entre los movimientos sociales de Lima, se ha puesto en marcha una campa?a por el retorno libre de Pizango y se cre? tambi?n un Comit? Internacional presionar fuera de Per? con el objetivo del regreso sin cargos de Pizango a Per?, en el que participo junto con algunos militantes de Izquierda Anticapitalista que hemos estado este verano en Per?.
La confluencia de sindicatos de transportistas, de la sanidad, de movimientos antiglobalizaci?n y juveniles con la lucha de los ind?genas a trav?s de estos comit?s y campa?as pueden ser el inicio de una coordinaci?n m?s estrecha que acabe teniendo una perspectiva pol?tica. Per? es un pa?s de contrastes. Lima y Cuzco parecen dos pa?ses distintos.
El pueblo peruano tiene un sentido fatalista de su propia existencia: todos se critican por falta de coraje para poner coto a los desmanes que provocan la oligarqu?a y sus representantes pol?ticos. Pero en la Selva ha empezado un movimiento que puede desafiar la l?gica derrotista del pueblo. La vanguardia de la lucha ya no est? solo pintada de rojo sino que es pol?croma pero ,entre todos ellos, prevalece uno: el color de la tierra.
Fuente: El color de la tierra emerge en Per? ? Red Latina sin fronteras - La Coctelera