Lunes, 07 de septiembre de 2009
El mal uso de la coca es preponderantemente, responsabilidad externa
En relaci?n con la cantidad de coca cultivada, tenemos una obligaci?n con la humanidad. Pero, la verdadera responsabilidad est? afuera, en manos de qui?nes influyen en el comportamiento de las personas, universalmente consideradas.
En relaci?n con este asunto, de suyo complejo, no tanto por su propia dimensi?n como por el comportamiento del mundo en el uso de la hoja de coca, lo primero es una actitud incuestionablemente ?tica, por encima de prejuicios, de complejos y de cargos de conciencia. De lo que se trata es de contribuir al debate en relaci?n con lo que Bolivia debe hacer y con lo que a partir de tal posici?n nos corresponda actuar en el mundo. M?s que un an?lisis t?cnico de la planta, lo que se impone es una valoraci?n profunda, honesta y humana del comportamiento de qui?nes est?n, voluntaria o involuntariamente, inmersos en el tr?gico proceso coca-coca?na.
En una proyecci?n ideol?gica simple, podemos referirnos directamente a la cantidad de coca cultivada en nuestro pa?s. Una l?nea de razonamiento tan superficial, servir?a de poco en esta preocupaci?n colectiva, orientada a definir una posici?n en ?mbito internacional. Antes de referirnos a las hect?reas cultivadas, es importante preguntarse acerca del significado de las leyes del mercado. En el campo de la econom?a, ?es evidente que la demanda determina la oferta?, la respuesta a esta pregunta nos indicar? el camino que debemos seguir para resolver esta inmensa deformaci?n de la cultura contempor?nea.
Si la hoja de coca no fuera materia prima para fabricar coca?na, seguramente, muy pocos o quiz? nadie estar?a preocupado por el cultivo de este vegetal. La realidad tiene una dimensi?n inconmensurable, millones de seres humanos viven bajo los efectos de la droga,
voluntariamente consumida. Lo voluntario, obviamente, se da en el marco de una tendencia universal determinada, de la cual, dif?cilmente, pueden zafarse los individuos.
La hoja de coca es convertida en droga, respondiendo a los requerimientos de esos millones de seres humanos, que consumen la droga que se fabrica de la planta boliviana. Esta adicci?n, vicio o desgracia, tampoco surge porque tal tendencia corresponda, inevitablemente, a la naturaleza de las personas. La gente tiene necesidad de estupefacientes por las angustias, por los desaf?os, por los miedos, por las preocupaciones generadas por las condiciones en que vive, es decir, por la cultura construida por la comunidad o impuesta por los n?cleos dominantes.
Entonces, a partir de la hoja de coca, es posible llegar al debate sobre la situaci?n del ser humano en la sociedad contempor?nea.
Lo que hemos dicho hasta aqu?, inicialmente, nos permite plantear una primera conclusi?n: las plantaciones de coca y su uso no dependen, exclusivamente, de Bolivia ni de su Gobierno. Podemos afirmar que el pa?s es tambi?n v?ctima de las grandes deformaciones mundiales de la cultura. Es posible que lo que hagamos, internamente, influya en algo pero, con seguridad, la soluci?n no est? en nuestras manos. Si los que definen la suerte de la humanidad no act?an honestamente, lo que hagamos ser? poco.
Empero y a pesar de semejante limitaci?n, la consigna es que debemos cumplir nuestro deber, consecuentemente, con nuestros principios.
Fuente: Opinion.com - Portada