contra el narcotráfico, despenalización de la hoja de coca

Martes, 28 de abril de 2009

?M?xico absuelto del delito del narcotr?fico?

".... México es la decimocuarta economía del mundo y su gobierno ha puesto todos los medios para luchar contra el narcotráfico. Pero no lo puede resolver solo porque la coca se produce en Colombia y se consume en Estados Unidos.

Y si México triunfa en esta guerra, los narcos se desplazarán a los países vecinos y el problema continuará. Por eso es necesario que cada uno asuma su responsabilidad. Y Estados Unidos es el máximo responsable, mucho más responsable que México".

La política exterior norteamericana está cambiando. Y, en palabras del presidente Obama, empieza a sustituir el intervencionismo por la cooperación. México es el ejemplo: ya no es el culpable del narcotráfico y ni siquiera es el único responsable de los crímenes que se cometen en su frontera con Estados Unidos.

Eso es, al menos, lo que el presidente norteamericano y la secretaria de Estado, Hilary Clinton, han repetido en su reciente viaje a México, asumiendo con rotundidad, por primera vez, la parte de responsabilidad que les corresponde, que es mucha, a juzgar por las cifras de la ONDCP, la Oficina Nacional de Políticas de Control de Drogas de la Casa Blanca: En Estados Unidos, hay 35 millones de consumidores de cocaína y 500.000 presos por delitos relacionados con el narcotráfico. Y los 50.000 millones de dólares anuales, por la venta de coca, salen de los bolsillos de los estadounidenses y pasan a engrosar las arcas del crimen organizado.

Por otra parte, la segunda enmienda de la Constitución norteamericana ampara la venta libre de todo tipo de armas, sin apenar control. De tal manera que, según reconoció Hilary Clinton, el 90 por ciento de las 35.950 armas decomisadas por el gobierno mexicano, en los últimos tres años, son de procedencia norteamericana.

Armas, drogas y dinero pasan por una frontera, infranqueable para los emigrantes mexicanos, pero permeable para los narcos. Por eso el presidente Calderón está convencido que sólo se puede derrotar al nacotráfico si Estados Unidos se suma activamente a la batalla, como parece que va a hacer, según lo anunciado por Obama en su viaje a México.

La ceguera -y quizá los intereses creados- de la Administración Bush fue tal que llegó a ocultar un informe de la citada ONDCP, en el que se reconocía que la política de control de tráfico de drogas era limitada y que los esfuerzos por reducir la demanda deberían haber sido más fuertes. "Tenemos un mercado de cocaína muy grande, muy lucrativo -añadía el informe- y si consiguiéramos la reducción de dicho mercado y el flujo de dinero ilegal hacia México se reduciría mucho la violencia en ese país".

Pero lo más grave es que, según ha denunciado John Walsh, responsable de WOLA -una oficina privada de estudios latinoamericanos-, las cifras del precio de la cocaína y del número de consumidores que dio John P. Walters, director de la ONDCP, estaban convenientemente maquilladas, en un intento de justificar los 40.000 millones de dólares que gastaba anualmente la Administración Bush en la eliminación de la coca en América Latina.

A veces hace falta que las cosas lleguen al límite para que haya un cambio de rumbo. Ni América Latina, en general, ni México, en particular, fueron temas prioritarios de la campaña electoral estadounidense. Pero el presidente Obama, en sus primeros cien días, ha recibido al presidente Calderón en la Casa Blanca y ha viajado a México por el éxito del gobierno mexicano en su lucha contra los narcotraficantes que, perseguidos por el ejercito, han ido desplazando su campo de operaciones a territorio norteamericano y están presenten ya en 230 ciudades fronterizas. En Phoenix, por ejemplo, el aumento de la violencia, ligada al crimen organizado, ha llegado a tales niveles que ha habido que llevar a la policía federal.

Ha sido necesario que Estados Unidos se sintiera amenazado para que se plantee acabar con la doble moral: castigar a los productores de la droga externos e ignorar a los consumidores internos y, por otro lado, castigar a los consumidores de armas externos y proteger a los productores de armas internos, tal vez porque estos últimos proporcionan cinco millones de puestos de trabajo y mucho dinero en impuestos.

México es la decimocuarta economía del mundo y su gobierno ha puesto todos los medios para luchar contra el narcotráfico. Pero no lo puede resolver solo porque la coca se produce en Colombia y se consume en Estados Unidos. Y si México triunfa en esta guerra, los narcos se desplazarán a los países vecinos y el problema continuará. Por eso es necesario que cada uno asuma su responsabilidad. Y Estados Unidos es el máximo responsable, mucho más responsable que México.

Por Manuel Guedán (Especial para Infolatam).

Fuente: Infolatam: Noticias y Análisis de América Latina


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