Lunes, 06 de abril de 2009
Fujimori era el Jefe Supremo y debe ser condenado: Ollanta Humala
Fujimori es responsable de los crímenes, pues era jefe supremo de las Fuerzas Armadas.
El líder opositor Ollanta Humala afirma que entre los militares se entiende que encima del Jefe Supremo, el Presidente, sólo está Dios. “Fujimori merece condena porque era el jefe de los que cometieron los crímenes que se le imputan”, dice.
Fujimori no está siendo juzgado simplemente porque fue presidente y ocurrieron determinados hechos condenables durante su gobierno, advierte el líder opositor, Ollanta Humala. También era, por mandato de la Constitución, reiterado en la Carta fujimorista de 1993 y en diversas declaraciones públicas, el jefe supremo de las Fuerzas Armadas, el director de la guerra, el que tomaba las más importantes decisiones. Por eso, si el Ejército a su cargo se desvió, en forma más o menos sistemática, y cometió atentados contra los derechos humanos, y él no hizo nada para impedirlo o, peor aún hizo todo lo posible para obstaculizar las investigaciones, ya no cabe realmente ponerse a discutir si fue culpable o inocente, sino únicamente si había circunstancias agravantes o atenuantes.
-¿La Presidencia de la República y la jefatura suprema de las Fuerzas Armadas son dos cargos realmente diferentes?.
-Efectivamente. El primero responde a un mandato popular y cuyas funciones políticas se encuentran en la Constitución. El segundo es el cargo jerárquico más alto en la cadena de comando de las Fuerzas Armadas. Entre los militares se entiende que encima del jefe supremo sólo está Dios.
-¿Y en el caso “Chavín de Huántar”?
-Claro, ahí se ve que Fujimori, en su condición de jefe supremo de las FFAA ordena el momento en que se debe intervenir, y todos obedecen.
-Como jefe supremo, ¿Fujimori tendría que estar enterado de detalles, como la acción de unos oficiales intermedios y personal de tropa?
-No necesariamente. Sin embargo, estos hechos se hicieron un tema público después que ocurrieron. Por tanto, de acuerdo a la cadena de mando existente, estaba en manos de Fujimori parar los crímenes y sancionar a los culpables y no lo hizo. En otras palabras, pudo haber evitado muchas muertes. En mi opinión, eso es un agravante.
Ciertamente no hay congruencia entre decir “yo dirigí la guerra, soy el vencedor” y luego cubrirse alegando que “no sabía, yo era un tonto al que le boicoteaban sus directivas”. Fujimori confunde ser negligente con ser inocente.
-¿Usted cree que el pasivo que le dejó el primer gobierno de García a Fujimori puede ser tomado como un atenuante para violar los derechos humanos?
-Eso es materia propia del proceso. En todo caso, una circunstancia atenuante no exime la responsabilidad del hecho. El alegato de Fujimori ha sido básicamente un discurso político con dos finalidades: la primera, desde una perspectiva de víctima, justificar su responsabilidad por el pasivo que le dejaron los políticos como García. La segunda, desde una perspectiva de emperador japonés, delegar el imperio a la emperatriz Keiko y al príncipe Kenya, aún cuando éstos no sean los cuadros de “mayor peso” dentro de los fujimoristas, pues su único mérito es tener “sangre real”.
Leyes de la guerra
-¿Cuáles son los derechos humanos que debe respetar el soldado?
-Por un lado están los derechos del adversario, principalmente cuando es reducido, hecho prisionero y vencido. Las leyes de la guerra exigen una serie de cosas: conservar la vida del prisionero, curar sus heridas, reconocer sus rangos, no torturarlos, etc. Y, por otro lado, que es finalmente por lo que se le está juzgando a Fujimori, están los derechos que se refieren a la población civil, no beligerante, que no debería ser dañada ni menos violentada por la intervención militar, como sucedió en el caso de “La Cantuta” y “Barrios Altos”.
El hecho de que Fujimori cambió la denominación de “subversivos” a “delincuentes terroristas” fue un mensaje para las Fuerzas Armadas que, en determinados casos pudo haber llevado a errores y son los soldados quienes están pagando por ello.
-¿Hubo directivas sobre eso?
-Lo que se hizo fue mantener la vigencia del Manual ME 41-7, “Guerra No Convencional”, donde se define que la destrucción del sistema medular subversivo se logra mediante la eliminación de los miembros de su organización política administrativa.
-¿Se puede decir que existieron resistencias a estas
directivas dentro de las Fuerzas Armadas?
-Sí las hubo. En diversos momentos.
-¿Y el gobierno de García?
-Está vivamente interesado en el resultado del juicio. No sólo porque hay una alianza activa con los fujimoristas, sino porque el juicio a Fujimori se constituirá en un precedente jurídico, para cuando García deba presentarse a la justicia por los casos de violación a los derechos humanos que ocurrieron durante su gobierno. Si Fujimori fuera exculpado, sentenciado con una pena mínima, con beneficios especiales como arresto domiciliario, entre otros, sería un buen precedente para García, que espera quedar definitivamente blindado de sus propias responsabilidades.
-¿Y cuál es su pronóstico para Fujimori?
-Creo que va a ser declarado culpable. Me parece muy difícil que la sala pueda decidir de otra manera. Seríamos el hazmerreír internacional si se exculpa a Fujimori.
“No paran de hostilizarme”
-Y a propósito, ¿cómo van sus numerosos juicios?
-Son diez, algunos descabellados. Como uno nuevo del que me acabo de enterar por la prensa, en el que me acusan de violar los derechos humanos en un lugar en el que nunca he estado, que creo que se llama Gozen. La hostilización es evidente.
-¿Y el caso Madre Mía?
-El fiscal superior, que ha estudiado el caso, ha pedido el archivamiento. Estoy a la espera de la decisión del juez. Pero por ahora debo seguir firmando cada quince días en el Juzgado y estoy restringido en mi actividad política porque no puedo moverme libremente en mi propio país. En el caso Andahuaylas, ya se archivó la causa.
Por Raúl Wiener
Redacción
Fuente: La Primera