Viernes, 24 de octubre de 2008
Per?: AFPs, el campanazo argentino
La eliminación del sistema privado de pensiones en la Argentina constituye un campanazo que, seguramente por su cercanía, está siendo escuchado en el Perú. Nos recuerda que la región vive hace 10 años –no seis meses ni un año, sino 10– un consistente giro a la izquierda en la política y la economía. Un giro a la izquierda que significa, antes que nada, un rechazo al modelo económico neoliberal por su fracaso en brindar bienestar a la mayoría de ciudadanos.
¿Qué han sido las AFP en este contexto? Una pieza más de este modelo basado en la promoción de la codicia individual sobre el bienestar colectivo. Un esquema perverso donde algunas empresas privadas administran los fondos de pensiones de trabajadores, sin permitirles a los mismos tener voz ni menos voto en el destino de sus fondos. ¡Qué paradoja! Privados que, en la práctica, expropian al público para enriquecerse a costa suya.
Este sistema funciona con varias violaciones explícitas del derecho de propiedad de los aportantes. La más significativa es que el trabajador no puede salirse, salvo casos extremos, del sistema privado y volver al público y hasta hace poco no podía siquiera cambiarse de AFP. Un mercado cautivo. Es más, estas empresas mantienen las comisiones más altas del mundo por sus servicios y se niegan a ligarlas a la rentabilidad de los fondos que manejan. En otras palabras, ganan de todas maneras, así los trabajadores ganen o pierdan. ¿Es esto capitalismo? De ninguna manera, los empresarios de otros sectores cuando su empresa va mal pierden, no ganan. Esto se parece más a los juegos de pirámide que a la economía productiva. Asimismo, uno de los argumentos cuando se creó el sistema fue que iban a organizar el ahorro interno para la inversión productiva en el desarrollo del país, pero resulta que ahora las AFP quieren invertir menos en el país y más en el extranjero. Financiamos el desarrollo de otros.
¿Existe alternativa a este sistema perverso? Por supuesto. Existen por lo menos tres. Una primera es volver al sistema único denominado de "reparto", basado en la contribución solidaria de todos a un fondo público garantizado por el Estado, que es como funciona el sistema de pensiones en la mayor parte del mundo. Eso sí, aislado de los gobiernos de turno para que no asalten las arcas de la seguridad social como ha ocurrido en el pasado. Esto se consigue entregando la administración del fondo a trabajadores y empresarios, con el gobierno en minoría. Una segunda es la democratización de las AFP. Que los trabajadores aportantes elijan al directorio de las mismas y contraten a una empresa que se dedique a la gestión de los fondos. Así, no existiría expropiación de las pensiones y los trabajadores controlarían directamente su plata. Y la tercera, un sistema público de reparto que garantice a toda la población una primera franja de jubilación y un sistema privado contratado por cada cual de acuerdo a sus ingresos para tener un "plus" sobre lo que le da el sistema público.
Pero lo que sí no puede continuar es el sistema actual que enriquece a un pequeño grupo en su mayoría extranjero a costa de los trabajadores peruanos.
Por Nicolás Lynch
Fuente: La República