Jueves, 18 de septiembre de 2008
Un desaf?o regional: adi?s al patio trasero de EEUU
Las épocas de las "relaciones carnales" con Washington parecen ser historia. Uno de los casos más sintomáticos es el de Bolivia, un país donde los diplomáticos estadounidenses eran considerados virreyes. El encono de Evo con el "imperio" no sólo es político sino personal.
Líder sindical, Morales se transformó en presidenciable en 2002 luego del batacazo involuntario que le dio el entonces embajador "gringo" al acusarlo de narcotraficante y talibán: pasó del 5% al 22% de los votos. Y este miércoles subió la apuesta y protagonizó un desafío de envergadura: echó a Philip Goldberg.
Cuando Evo pidió desde la ONU el cambio de sede, Goldberg ironizó con poco tacto que quizás Evo pidiera también el cambio de Disneylandia, lo que fue considerado un agravio a la investidura. Más recientemente los cocaleros echaron del Chapare a la agencia de cooperación USAID.
Sorpresivamente, su última jugada fue secundada por el venezolano Hugo Chávez, quien no se queda atrás en epítetos antiimperialistas.
Provocando más, señaló que los dos bombarderos supersónicos rusos que aterrizaron en Venezuela son "una advertencia al imperio". El mandatario ecuatoriano, Rafael Correa, anunció que no renovará la base militar de Manta -operada por EE.UU. en las costas ecuatorianas en el marco de la lucha antidrogas- que vence en noviembre de 2009.
En ese contexto novedoso, las relaciones de Washington con Argentina tratan de pasar la turbulencia provocada por las derivaciones de la valija de Antonini Wilson.
El presidente Lula da Silva -que impulsa un Consejo de Defensa Sudamericano- expresó en una reciente entrevista con Clarín su preocupación por la reactivación de la Cuarta Flota, "porque va a ir donde nosotros acabamos de descubrir petróleo".
Ahora la pelota está del lado de la Casa Blanca: el partido ya no tiene un solo equipo.
Por Pablo Stefanoni, corresponsal en La Paz de diario argentino Clarín y del cotidiano italiano Il Manifesto.
Fuente: SIN PERMISO