Viernes, 12 de septiembre de 2008
El Guaviare complet? diez a?os de lucha contra la 'hoja maldita'
Foto: Guillermo Herrera/Llano 7 días
Esta mujer tiene coca en la huerta de su casa, ubicada en El Capricho, porque -afirma- es la única posibilidad de lograr una mínima ganancia con la agricultura.
Sin embargo las autoridades locales dicen que los planes no han dado resultado porque se han olvidado de los campesinos. Policía Antinarcóticos defiende las erradicaciones manuales y fumigaciones.
A Amaira Romero* el abandono de su esposo dejándola con cuatro pequeños hijos, no le ha dolido tanto como haber tenido que sacar a dos de ellos de estudiar por falta de dinero. Este año no los pudo enviar a la escuela de El Capricho, una vereda a 38 kilómetros de San José del Guaviare, donde vive.
Su situación económica es tan precaria que incluso vecinos suyos han abogado por ella para que la Policía Antinarcóticos no destruya la hectárea de coca que tiene sembrada en la huerta de su casa, pues, según afirma con lágrimas en los ojos, es la única esperanza de que en dos meses reciba al menos los 400 mil pesos de ganancia que le deja el cultivo, con los que podría pagar deudas y comprar las cosas básicas para el hogar.
El sembrado ilegal de Marlen hace parte de las 3.181 hectáreas de coca que, de acuerdo con el informe del Sistema de Monitoreo de Cultivos Ilícitos de las Naciones Unidas (Simci) hay en San José del Guaviare. Sin embargo, el drama de esta mujer es similar al de cientos de familias que han visto como, junto con la política de erradicación de cultivos en ese departamento, sus ingresos se han visto tan limitados que apenas tienen para alimentarse.
"Dejé de enviar a mis hijos al colegio porque solo les podía dar yuca de comida, que es lo único que nos queda después de las fumigaciones y las erradicaciones. No tengo ni siquiera los ocho mil pesos mensuales que hay que dar en el comedor comunitario para que les den el almuerzo", explica la campesina, a quien le aterroriza la idea del reinicio de las fumigaciones aéreas en el Guaviare.
Gregorio Ibáñez, delegado de la Junta de Acción Comunal de El Capricho, dice que unos 70 niños han sido retirados de la escuela porque sus padres ya no tienen dinero y han tenido que desplazarse. Para los habitantes de esta región, como para los de El Retorno (convertido en el primer municipio productor de coca en Guaviare), las soluciones a este drama pasan por efectivos planes de apoyo a los campesinos que dejen de sembrar coca.
Y esta teoría incluso la corrobora el más reciente informe del Simci, entregado en junio pasado, y el cual es claro en afirmar que "la sostenibilidad de los esfuerzos para la erradicación de cultivos ilícitos depende en gran medida de alternativas reales que se ofrezcan a los campesinos para evitar el desplazamiento de los cultivos a nuevas áreas más alejadas".
Pero esto es justo lo que está ocurriendo. Por ejemplo, el parque natural Nukak, al centro sur del Guaviare, donde habitan alrededor de 180 indígenas Nukak Makú, pasó de tener 779 hectáreas sembradas con coca en el 2006 a 1.370 sembradas en 2007.
"En el Guaviare están criminalizando la pobreza porque los campesinos que siembran coca son los primeros eslabónes de la cadena en donde menos se gana. Sin embargo ellos no tienen otra opción. Hace 10 años el gobierno empezó a restringir las sustancias ilícitas y hoy siguen circulando, afectando a la economía legal", opina el representante a la Cámara por el departamento, Ignacio Javela.
El congresista, quien tendrá una reunión el fin de semana con los campesinos en El Capricho y El Retorno, espera calmar los ánimos de algunos de ellos que hablan de realizar una marcha similar a la de los cocaleros en 1996.
"Nosotros no estamos en desacuerdo con que acaben la coca de una vez por todas. Sabemos que eso causó muchos problemas, lo único que pedimos es que se den alternativas realizables para que los campesinos podamos dejar a un lado los cultivos ilícitos, que es lo que más deseamos", explicó Yesid Pereira, presidente de la Junta de Acción Comunal de la inspección La Carpa, de San José.
El informe del Simci reconoce además que a pesar de que el Guaviare fue el primer departamento con cultivos de coca en Colombia y que, por presión o voluntad, hoy ocupa un cuarto lugar en producción, la región (Meta-Guaviare) "ha recibido muy poco apoyo de los programas de desarrollo alternativo".
*Nombre ficticio.
Fuente: Llano y otras noticias regionales - ELTIEMPO.COM