contra el narcotráfico, despenalización de la hoja de coca

Lunes, 28 de julio de 2008

Per?: Papa nativa en Huancavelica

Image

De la tierra. Mujer campesina de San José de Aymara, Huancavelica, un ejemplo para el país.

Antes de llegar a la comunidad San José de Aymara que está a cuatro mil metros sobre el nivel del mar, en Huancavelica, pasamos por Quilish, Pucará, Marcavalle, pequeños poblados andinos en Huancayo, llenos de color y de misterio, bañados, todos ellos, por este sol abrasador del mediodía, que lo vemos colgado en un límpido marco azul llamado cielo.

El panorama es alucinante. Indescriptible. La belleza natural que contemplamos solo se compara con la emoción que sentimos un grupo de periodistas nacionales y extranjeros de saber que vamos a participar en la cosecha de mil 732 variedades de papas nativas en esa comunidad andina, auspiciada por el Centro Internacional de la Papa, un organismo de Naciones Unidas creado en 1971 y cuya sede mundial está en el Perú.

El carro sube por una pendiente y tras unas horas de viaje nos deposita en la comunidad de casitas de adobe y techos de teja, rodeados de eucaliptos que le brindan cierta majestad al espacio que se abre en el horizonte. Allí encontraremos a campesinos hombres y mujeres del lugar y de otras comunidades invitadas como los de Chopcca, y tras ellos al ingeniero René Gómez, curador del Banco de Germoplasma de papas nativas del CIP, quien será, a partir de ahora, nuestro guía y hablará por nosotros, para ustedes.

Distribuidos en hileras los campesinos proceden a la cosecha, removiendo la tierra que tiene olor a humedad, y van dejando a su paso pequeños montículos de papas nativas que son variedades distintas y que, al caer el día, otros se encargarán de clasificarlas y luego recogerlas en pequeñas bolsas especialmente dispuestas por el CIP, para almacenarlas hasta su "repatriación"; es decir, su devolución a las áreas de origen, según sean los requerimientos de las comunidades interesadas.

PAPAS NATIVAS

Image

Cosecha. Recojo de papa a cuatro mil metros.

Las llamamos "papas nativas" –dice Quiroz–porque en su origen no han participado los técnicos o científicos haciendo cruzamientos. Ha sido la naturaleza quien se ha encargado –y lo sigue haciendo– de hacer los cruzamientos de forma natural con la ayuda de insectos polinizadores como los abejorros y abejas principalmente.

De esta manera se logran nuevas semillas que caen al suelo y a partir de ellas germinan las nuevas combinaciones genéticas. Muchas de ellas logran sobrevivir desafiando las presiones de la naturaleza (sequías, heladas, granizadas, exceso de lluvias, plagas y enfermedades, entre otros), adaptándose paralelamente a las condiciones locales.

Los agricultores, al encontrar estas ‘sobrevivientes’ en sus chacras, las adoptan siempre y cuando se adecúen a sus patrones de cultivo y exigencias de consumo, e incluso les dan nombres según sus características más destacadas.

Este ha sido el proceso seguido desde hace miles de años que ha posibilitado que se fuera acumulando tanta biodiversidad de papa. Algunas de estas papas, mediante la participación de viajeros, fueron distribuyéndose y adaptándose a lo largo y ancho de los Andes mientras que otras quedaron como endémicas porque no pudieron sobrevivir o adaptarse a otras áreas diferentes (proceso dinámico).

El ingeniero responsable de este proceso habla para los visitantes. Enfundado, como está, en una vieja casaca que a duras penas deja ver su rostro redondo y cetrino color tierra, explica que después de la llegada de los españoles las papas fueron llevadas hacia las Islas Canarias y de allí al resto del mundo y que por ello estas papas "son el don del pasado y legado para el futuro".

GANADORES

Image

Mamapacha. Homenaje para una mejor cosecha.

Vemos que las mujeres son quienes más trabajan en el campo. Incansables van para la cabecera y de ahí avanzan, sonrientes, hacia abajo, sacando papas grandes, papas medianas, papitas pequeñas y de todos los colores de la tierra. Allí están los hermanos y los primos Romero de nombres Carlos, Cleto, Espírita, Roberto, Silverio y tantos más, que han ganado premios en los concursos de biodiversidad organizados en el distrito de Pazos.

Mientras, el ingeniero se mata señalando que la conservación de estas variedades "es muy importante porque contienen genes de resistencia o tolerancia a factores adversos del medio (a este grupo biológico variable se le conoce como germoplasma) que permitirán solucionar problemas actuales y del futuro, por ejemplo, consecuencias de los cambios climáticos como efecto del calentamiento global".

Por otra parte –afirma Quiroz– recientes estudios sobre estas papas, de cuya producción y alimentación dependen cientos de miles de campesinos que viven principalmente por encima de los 3500 msnm, muestran no solamente atributos nutricionales. También se ha encontrado que contienen sustancias bioquímicas con efectos farmacológicos que favorecen la salud de los consumidores debido a sus contenidos de bioactivos.

Los expertos escogieron la comunidad de San José de Aymara porque es una zona ideal para albergar estas papas por sus características especiales, como bajas temperaturas y gran altitud. La zona abarca la región Suni o Jalca y la región Puna, en la parte baja. El frío que la caracteriza mantiene en muy bajo nivel a los insectos transmisores de virus, por lo tanto, las papas sanas no se reinfectarán fácilmente.

A COMER

Al final de la jornada y como es costumbre en la comunidad, al término de la cosecha los campesinos prepararon su ritual culinario que consistió en cocer las papas recién cosechadas con harta carne de carnero, en una mezcla de Pachamanca –de influencia Wanka– y la Watia de ascendencia Quechua. En esta oportunidad comimos especialmente el "Chilis Runtush", que quiere decir huevo brilloso por su pulpa casi naranja de la papa.

TE DAMOS CON VOLUNTAD, MADRE TIERRA..."

El periodista trepó, en silencio y con fatiga, a Ccesccepata, el cerro más alto de la comunidad. Siguió, cuesta arriba, a Mauro Quijada el "gringo". Era el costo por haber sido aceptado para presenciar el pago a la tierra, por el único hombre de San José de Aymara, que se comunica con el Señor Wamani, el dios de todos. El "gringo" es un hombre respetado en su comunidad. Alto, ojos vivaces y de piel blanca, es el encargado de realizar el pago a la tierra, por lo bien que a su comunidad le fue este año. Erguido en la cumbre de "Ccesccepata", a pocos metros de tocar el cielo, el periodista verá cómo se desarrolla el ritual, totalmente en quechua, que luego procederá a traducir para usted, amable lector.

Dice el "gringo", levantando ambas manos:

"Yo sé que tienen fe en la tierra. Nosotros comemos de la tierra. Nos vestimos de la tierra. Nuestro Señor nos da la bendición. Y por él, nosotros trabajamos y vivimos hasta cierto tiempo. Y después, también retornaremos a la tierra. Nos encomendaremos a la Mama Pacha al morir.

"Con el permiso de ustedes, hermanos, vamos a proceder a hacer el pago a la Mama Pacha. Vamos a proceder a dejar con cariño estas cositas que hemos traído, para que el próximo año tengamos también mucha cosecha, mucha producción. Y siempre con la bendición de nuestro Señor Divino. Este pago es por la cosecha de este año.

"Señor Wamani, nuestro dios en la tierra, recíbenos esta ofrenda que te hemos traído con voluntad. Para que así, conociendo nuestro cariño, también nos protejas y nos hagas producir la tierra en abundancia. En nuestra comunidad, los hombres y las mujeres vivimos en paz y con voluntad nos entendemos con nuestra madre tierra, como tú lo sabes, Señor Wamani.

"Mi pueblo me ha encargado hacerte este pago, porque yo soy sano y limpio. Y mis manos están limpias. Si yo fuera deshonesto, seguro que no me aceptarías este pago que lo hacemos con cariño. Agradezco, en tu nombre, a quienes nos han visitado este año. A quienes nos han acompañado este día, como el señor Edwin, aquí presente, a quien, en tu nombre, le haré el pedido correspondiente".

NO MIENTAS

Más tarde, le diría al periodista que él fue el escogido. Que por eso él vio con sus ojos, que escuchó con sus oídos, que fue testigo del pago a la tierra. Que no es mentira y que todo es exacto. En consecuencia, él no debe fallar, por lo menos este año. ¿Fallar? Eso quiere decir no mentir, porque si lo hace, le irá mal a la comunidad; no habrá cosecha en abundancia, la tierra no le será pródiga, que habrá hambruna. Y que a él mismo le irá mal. Sobrecogido aún por la mirada del "gringo" y la fuerza de sus palabras que retumbaron como eco en su conciencia, el periodista aceptó no mentir, cuando menos este año.

Cubierto por unas piedras, quedaron enterrados en un mantel blanco, un vino marca Sauterne, uvas, manzana, plátano, naranja, coca, cigarro, dos claveles blancos que simbolizan la vida y la salud. "Es todo lo que él necesita, todo lo que a él se le antoja. Así todos viviremos contentos. Y el Señor Wamani ya no podrá hacernos daño. Este pago no cuesta mucho. Solo hay que tener voluntad", susurró el "gringo".

Fuente: Enviado por Comunidad Tawantinsuyu, [email protected]


Añadir comentario

¡Recomienda esta página a tus amigos!
Powered by miarroba.com