contra el narcotráfico, despenalización de la hoja de coca

Jueves, 22 de mayo de 2008

Cambio de coca por alimento

El alto precio del trigo ha hecho que los productores de amapola en Afganistán comiencen a cambiar de cultivo (...). Bolivia podría aprovechar la coyuntura para alentar a los productores de coca a que cambien de actividad y comiencen a producir alimentos.

El incremento del precio internacional del trigo se ha reflejado en Bolivia de manera mecánica, en vista de que el país tiene un déficit cercano a 80 por ciento en la producción de ese cereal. Esta realidad sorprende a quienes saben que incluso antes de que Bolivia sea una república, producía trigo no sólo para atender la demanda de la actual geografía nacional, sino también para territorios peruanos.

Por lo tanto, la actual crisis mundial de los alimentos podría servir para que el país saque a relucir sus potencialidades, en este extenso y rico territorio, para obtener esos productos.

El drama de la producción global de alimentos debe ser visto como una oportunidad por los países que tienen posibilidades de producirlos incluso para exportar los excedentes.

El déficit alimenticio en Bolivia es una aberración; pero, si se dejara pasar esta oportunidad y no se produjera ni para autoabastecerse ni para exportar, sería un error imperdonable.

Por el momento, las autoridades nacionales han reaccionado ante esta situación de escasez con el anuncio de que se reflotarán viejos proyectos de producción de trigo en la región del Abapó-Izozog, en el extremo central sur del territorio.

No se ha dado a conocer ninguna iniciativa concreta que sea un indicio de que el Gobierno se proponga ir adelante con el proyecto. Existe el riesgo de que el anuncio quede como una promesa más, hecha al calor de los acontecimientos.

El país cuenta con muchos balances sobre la aptitud agrícola de las tierras de todo el territorio. Han sido ejecutados por técnicos bolivianos y por agencias internacionales mediante programas de ayuda. Se trata de estudios completos ahora archivados porque al parecer se elaboraron sólo para cumplir con urgencias burocráticas y no para aplicarlos y volcarlos a la realidad.

Quizá sea éste el momento más apropiado de recuperar esos estudios, de modo tal que sirvan de base de una política alimentaria nacional que sería diseñada para atender la demanda interna y para la exportación de los excedentes.

La escasez de alimentos en todo el mundo obliga a Bolivia a descubrir sus enormes posibilidades de producción y a cambiar hábitos y cultivos.

Se sabe que el alto precio del trigo ha hecho que los productores de amapola en Afganistán comiencen a cambiar de cultivo, sólo por consideraciones económicas. Siguiendo esa misma lógica, Bolivia podría aprovechar la coyuntura para alentar a los productores de coca a que cambien de actividad y comiencen a producir alimentos.

En este momento son 50.000 las hectáreas de tierra dedicadas al cultivo de esa hoja. Los cocaleros, en reiteradas ocasiones, justificaron su actividad indicando que no tenían otras alternativas. Pues bien, ahora esa opción se presenta como tentadora y consiste en que ellos elijan producir alimentos.

Una decisión de este tipo tendría que contar con el decidido apoyo del Gobierno, para alentar al sector de los cocaleros a cambiar de cultivo con programas de subvenciones.

De esa manera, la crisis alimenticia mundial se habrá convertido para Bolivia no solamente en una oportunidad para cubrir sus déficits, sino también para reducir los cultivos condenados por los organismos internacionales.

Fuente: La Razón - Editorial


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