contra el narcotráfico, despenalización de la hoja de coca

S?bado, 08 de marzo de 2008

El pujante negocio de la "coca?na delivery"

Organismos advierten que los sitios públicos son utilizados para el consumo de drogas lícitas e ilícitas


La canina de la Policía es utilizada para detectar droga en sitios donde se sospecha existe consumo de droga. ( LAPRENSA/ARCHIVO)

En un sábado cualquiera Pedro,- nombre ficticio que usaremos para identificar a nuestro informante-, sale a divertirse con sus amigos veinteañeros. Entre todos deciden visitar una de las discos más populares de la capital.

A eso de la 1 a.m., después de varios tragos de vodka, soda y limón, el grupo de amigos comienza a bailar sabroso y a sentir cómo el alcohol les llega a la cabeza. Pero Pedro necesita "hacer trampa". Esto significa que quiere cocaína. "Si andas hasta los queques sentís que lo necesitas para que te baje el guaro y podás seguir en el bacanal", cuenta Pedro con indiferencia.

Así que busca un lugar solitario afuera de la disco, un acompañante y hace la llamada al "Coca Delivery".

-Mirá loco, ¿dónde estás?

-Por Altamira, le contestan.

-Dame 200 varas, ¿te parece en la Shell de Bel Air?

-Perfecto, ahí en 15 minutos.

Ya en el lugar y sin abandonar el automóvil, ventana a ventana se realiza la transacción.

"La coca te la venden por bolsitas de 50, 100, 200 pesos o más. De una de a 100 salen como cuatro rayas", explica Pedro con más confianza y aclara que el repartidor sólo contesta llamadas de números telefónicos que tiene registrado en sus contactos para así evadir a la Policía.

"Y no admite gente nueva, sólo por recomendación de uno de sus clientes habituales para evitar que sea algún Policía encubierto", continúa. Entre los adictos es usual escuchar: ¿Nos lanzamos una raya?".

Los amigos cómplices detienen el carro en un callejón oscuro de Los Robles, abren la bolsita plástica transparente con cuidado y la vierten sobre la pasta de un cuaderno universitario. Enrollan un voucher de tarjeta de crédito como si fuera una pajilla y con la circulación del automóvil separan las rayas y se preparan a inhalar la cocaína. Regresan a la disco eléctricos, alertas y con la mirada perdida.

JÓVENES BLANCO DE "LOS PUCHEROS"

El jefe de Relaciones Públicas de la Policía Nacional, comisionado mayor Alonso Sevilla, explicó que en las redes del narcotráfico hay muchos eslabones: el que la produce, el que la comercializa en grandes cantidades, el que la traslada, el que la comercializa en pequeñas cantidades y el que la consume. En penúltimo lugar está el llamado "puchero", que es quien vende la droga al menudeo.

Según Sevilla en el país no hay una comercialización en gran magnitud, porque la demanda es incomparable con relación a otros países y lo que se consume es piedra, crack, marihuana y en menor cantidad cocaína.

"En Nicaragua el menudeo o comercio al detalle se manifiesta en diferentes lugares y son blanco de estas personas, principalmente los jóvenes que asisten a centros de diversión", expresó Sevilla.

"Los pucheros como se les conoce utilizan diferentes mecanismos para la venta de la droga; por ejemplo, reclutan a jóvenes de ambos sexos para comercializar la droga en lugares públicos. En algunas ocasiones utilizan el chantaje, amenazas, halagos, prebendas, entre otras", apuntó el vocero policial.

Sevilla señaló que la Policía Nacional combate a "los pucheros" cuando se presentan a los expendios a abastecerse de la droga, lo que ocurre en un noventa por ciento, pues trabajan de acuerdo a las informaciones de inteligencia.

CONTROL DE CENTROS DE DIVERSIÓN

Otra forma de combatirlos, dijo el vocero policial, es mediante el trabajo de control en los centros de diversión que ordinariamente lleva a cabo la dirección de Asuntos Juveniles de la Policía Nacional.

Igualmente a los negocios públicos les establecen normas de funcionamiento para evitar que los mismos sean utilizados para la venta y consumo de droga.

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"Discos" son vigiladas, consumo continúa

La aseveración del comisionado Alonso Sevilla, vocero policial se confirma con lo que dice una persona que frecuenta las discotecas en la capital: "Estaba bailando y de pronto sentí algo peludo, entre las piernas". Según dijo, de pronto descubrió que se trataba de un can experto en detectar droga que jadeante jalaba a su amo, un oficial de la Policía a quien casi arrastraba hacia la pista de baile y olfateando se movían entre las sudorosas parejas que bailaban en medio del ambiente enrarecido de la discoteca. El can presuroso se escurrió hasta los baños hasta donde condujo al oficial.

Esta es una de las escenas que sorpresivamente los oficiales protagonizan en las discotecas en busca de droga, pero esto no evita que el consumo de la misma ocurra en estos sitios públicos.

Merardo Solís, funcionario de Casa Alianza, frecuenta sitios públicos para dar seguimiento a los casos de explotación sexual contra menores, y en su trabajo de observación, ha logrado identificar a los menores que consumen de forma abierta otras drogas como el alcohol. "A las personas administradoras o encargadas de los negocios les da lo mismo que tenga una cara de niña o tenga una cara de adulta, es decir si está consumiendo no le importa quién sea", expresó Solís.

Aunque en las observaciones efectuadas por Solís, no ha reparado en el comercio de cocaína en los sitios públicos, estima "que hay una tolerancia, incluso a veces, lamentablemente (por parte) de autoridades que deben ejercer la función de prevención (...) no puedo afirmar que es una generalidad, pero se observa que hay una tolerancia".

Solís aclara que esto ocurre más en lugares públicos abiertos, pues en los cerrados es menos. "Usted se va al baño y cualquiera está agarrando un poco de este tipo de drogas, inhalantes o tomadas (...) no es que el dueño del negocio la esté vendiendo, sino que alguien llega, consume".

En esto coincide Pedro, nuestro informante, que asegura que "en las discos no te ofrecen drogas, al menos ni a mí ni a mis amigos que somos dragones, nos han ofrecido, a estas alturas ya supiéramos. Eso se compra afuera y ya entre tragos y con los bróderes es que sale el asunto".

Carlos Vargas, también funcionario de Casa Alianza, estima que la adicción a alguna droga, por ejemplo la piedra de crack, se ha expandido en algunos barrios de Managua.

Por ejemplo, en el barrio Santo Domingo, Casa Alianza impulsa un proyecto de atención a jóvenes que han caído en "las garras" de la droga, pero también con aquellos que están en riesgo de caer en la dependencia de alguna sustancia ilícita.

Vargas considera que el consumo en ese lugar es fuerte, y empezaron a trabajar en el barrio Santo Domingo para hacer lo que denominó "intervención comunitaria", para tener alguna incidencia en la disminución del consumo. Al tiempo captan niños y niñas en situación vulnerable por otros delitos. En ese barrio trabajan desde el 2006 y consideran que han logrado mejorar incluso en las relaciones de familia.

"A cualquier lugar donde se vaya, supuestamente a divertirse sanamente hay drogas, tiene que haber fundamentos sólidos en la familia, fundamentos morales y espirituales, para que los jóvenes y los niños no caigan en esta trampa que está destrozando a nuestros jóvenes", sostuvo Erick Barrientos, funcionario del organismo cristiano Remar.

Barrientos estima que el problema de la droga "está arrasando" en todos los sectores, "¡claro que en la gente pobre es más visible, pues la gente que tiene mayor cantidad de recursos sabe esconderlo y disimularlo más!".

Por María Haydée Martínez y Elízabeth Romero

Fuente: La Prensa


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