contra el narcotráfico, despenalización de la hoja de coca

Lunes, 03 de marzo de 2008

Cumbres borrascosas

Las dos cumbres internacionales que se celebrarán este año en nuestro país vienen creando una situación potencialmente peligrosa. Es claro que el gobierno espera convertir los cónclaves internacionales en una vitrina de sus logros. Pero este objetivo viene chocando ya con el descontento social acumulado. ¿Qué puede pasar?

Me viene a la memoria un mo-mento parecido. Durante el primer gobierno de Alan García se iba a realizar en Lima el Congreso de la Internacional Socialista, con la asistencia de líderes políticos de primer orden, como Felipe González y el canciller de Alemania, así como una gran cobertura de la prensa mundial. Abimael Guzmán decidió aprovechar, entonces, la coyuntura para propagandizar su causa. El 18 de junio los senderistas internados en tres penales de Lima se alzaron con un pliego de reclamos y tomaron de rehenes a tres guardias republicanos, a un agente civil y a la directora y dos funcionarias del penal femenino de Santa Bárbara.

Según el informe que hizo el presidente García al Consejo de Ministros, el motín senderista tenía por objetivo llamar la atención de la opinión pública nacional e internacional, "aprovechando la presencia en Lima de más de 500 periodistas extranjeros". García definió la situación como un chantaje inaceptable, que se daba además cuando había paralizaciones gremiales, para crear un clima "de desestabilización y desprestigio del gobierno".

Un excelente informe considera que García dramatizaba los hechos: los prisioneros "ni siquiera habían salido, no solo de las penitenciarías sino que no habían dado un paso fuera de sus pabellones internos". Pero se decidió un operativo militar para aplastar el motín. El saldo fue de 248 muertos, en la peor masacre carcelaria de nuestra historia. Esta involucró al presidente y al primer vicepresidente actuales, incidentalmente los responsables de la organización de las cumbres que se vienen.

Según el texto que sigo citando: "La orden de la intervención militar la dio el presidente de la República, y es por tanto, el principal responsable de la matanza. Cuando por obligación legal y moral tiene que garantizar la vida de todos, reaccionó brutalmente para evitar el 'desprestigio' de un gobierno que como el suyo se desprestigia cotidianamente y quiso 'rescatar el principio de autoridad', para luego no tener a quién imponérselo porque los presos habían sido fusilados". Las citas provienen del valiente libro del entonces parlamentario de Izquierda Unida Agustín Haya de la Torre (El retorno de la barbarie. La matanza de los penales de Lima en 1986. Lima: Bahía Ediciones, s/f).

La mejor manera de evitar nuevas tragedias es parar el autoritarismo, ahora.

Por Nelsón Manrique

Fuente: Perú 21


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