contra el narcotráfico, despenalización de la hoja de coca

Mi?rcoles, 16 de enero de 2008

La hoja de coca, s?mbolo de resistencia de los pueblos andinos

* Sobreviviente prehisp?nico
* Cualquier rinc?n de los Andes es territorio de este cultivo; en Bolivia le dedican un museo

* Evo Morales propone que entre al escudo de la naci?n sudamericana; ah? se vende como cualquier producto

* Impulsan en la ONU levantamiento a la prohibici?n de producirla

* Simpatizantes ponderan sus virtudes nutricionales y la facilidad para sembrarla y cosecharla

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Uno de los productos que se elaboran con la hoja de coca y que tienen gran aceptaci?n en Bolivia: caramelos
Foto: Archivo


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Enmarcada por artesan?as locales, la entrada del Museo de la Coca
Foto: Archivo


Cusco, Per?. El aroma de la hoja de coca se expande en el ambiente. Salas de espera de autobuses y trenes, oficinas de servicios p?blicos, locales comerciales y el aliento de mujeres y hombres quechuas y aymaras est? generalmente permeado por la fragancia amarga de un arbusto de la cordillera de los Andes, nacido silvestre, ahora casi proscrito.

Confundida con la coca?na y sometida a una visi?n prejuiciosa y errada que la equipara con la causa de una adicci?n, la hoja de coca es al mismo tiempo el eje de un movimiento de resistencia cultural, de expresiones contraculturales y de aplicaciones tecnol?gicas en las industrias alimentaria y farmac?utica.

Todo eso, a pesar de que la llamada Guerra contra las drogas la tiene en la mira desde hace tres d?cadas y criminaliz? su imagen.

Cualquier rinc?n de los Andes es territorio cocalero. En estanquillos de Cusco o Lima, junto a botanas de ma?z, hay dulces envueltos en celof?n, con una etiqueta donde destaca una hoja ovalada de tono verde olivo y un anuncio que dice: ?revigoriza?.

En mercados de ciudades andinas, como Potos?, Bolivia, la hoja de coca est? a la vista y se vende como cualquier otro art?culo.

La gente prepara infusiones o mastica el vegetal para extraerle, junto con su sabor amargo, intenso, todas sus propiedades alimenticias y estimulantes; se trata de un uso ancestral que en Per? y Bolivia denominan con la palabra quechua acullico, cuyas evidencias arqueol?gicas se ubican en el a?o 2200 antes de nuestra era, en las tierras bajas de Valdivia, cerca de la frontera entre Ecuador y Per?.

?Es algo aut?ctono, de nuestros ancestros; por eso reivindicamos la coca, porque es un producto que est? en nuestros genes?, dijo Fredy Olivera, due?o de una peque?a f?brica de caramelos hechos a base de la hoja, en Cusco, quien sostiene que la industrializaci?n es parte de la defensa cultural.

La coca es un vegetal que crece entre los 400 y mil 800 metros sobre el nivel del mar, pero la producci?n mundial de alrededor de 300 mil toneladas se concentra en los Andes, sobre unas 180 mil hect?reas, seg?n la Organizaci?n de las Naciones Unidas (ONU).

Es una planta resistente, capaz de sobrevivir en temporada de secas, en tierras de pobres nutrientes. La yerba (cient?ficamente conocida como Erythroxylum coca) es sobre todo generosa, no s?lo porque sus hojas se pueden cosechar tres o cuatro veces al a?o, sino porque es portadora de vitaminas A, B y C, calcio, hierro y f?sforo.

Salvo excepcionales plant?os en Brasil, Guyana, Venezuela, India y Madagascar, la mayor?a de los cultivos est?n en Per?, Bolivia, Ecuador y Colombia.

Per? es el pa?s donde se asienta la mayor?a de las peque?as empresas que industrializan la planta, con una compa??a estatal a la cabeza de ese proyecto, la Empresa Nacional de la Coca (Enaco), que tiene el monopolio legal de la comercializaci?n a granel e industrializa productos como el t? de coca, que es de lo m?s com?n en los anaqueles de tiendas de abarrotes.

M?s que una superstici?n

?Para muchos (la coca) podr?a ser s?lo una tradici?n o una superstici?n. Pero es uno de los vegetales m?s alimenticios del mundo. Esto lo descubrieron cient?ficos de la Universidad de Harvard, y el Instituto Boliviano de la Altura ha encontrado que los efectos son sumamente ben?ficos. Regula la circulaci?n de la sangre, evita la trombosis. Hay mayor absorci?n de ox?geno en el cerebro, cura y previene la osteoporosis?, dijo Sdenka Silva, soci?loga, cofundadora del Museo de la Coca en La Paz.

La industrializaci?n de la coca se ha extendido tambi?n a la producci?n de galletas y panes de harina de coca, tan populares en Per? y Bolivia como en Colombia, donde inclusive hay empacadoras.

Pero si Per? ha tomado una posici?n m?s agresiva en la producci?n industrial, Bolivia ha tomado la iniciativa diplom?tica para revertir una decisi?n de la ONU de 1961, que impuso l?mites a la producci?n de coca en los Andes, donde la cultura aymara de Tiwanaku, a orillas del lago Titicaca, consagr? la hoja de coca hace dos mil 500 a?os.

Un estudio patrocinado en 1951 por un banquero de apellido Fonda llev? sin objeciones de los gobiernos boliviano y peruano de entonces a la conclusi?n de que la coca era causa de retraso mental. Con base en esa informaci?n, Naciones Unidas lanz? una campa?a de erradicaci?n en Per? y Bolivia, aduciendo que era el origen de la pobreza en esos pa?ses y de la drogadicci?n en el mundo.

Un siglo antes, la valoraci?n de la coca era diferente. Los europeos la importaban en grandes contenedores de barco para producir el vino Mariani, en Francia, y como derivado de esta idea, el farmac?logo John Pemberton, en Atlanta, Estados Unidos, cre? la bebida que finalmente se transformar?a en la Coca-Cola.

Las industrias farmac?uticas europea, estadunidense y japonesa, que es junto con Coca Cola la principal compradora de la hoja, tambi?n redescubrieron las propiedades anest?sicas que las antiguas culturas andinas le dieron para realizar trepanaciones con fines rituales y religiosos.

?La estrategia de la Guerra contra las drogas impulsada por el gobierno estadunidense desde finales de los a?os 70 se basa en la erradicaci?n de la hoja, con el supuesto de que es la causa de que exista la coca?na y tambi?n proponiendo que es la manera de acabar con el consumo?, dijo Silva

La soci?loga suele ejemplificar la confusi?n sobre la coca y la coca?na con un s?mil entre la hoja y la uva.

?Te puedes comer las uvas que quieras y no terminas borracho. Por eso es que a nadie se le ocurrir?a prohibir la producci?n de uva. Pero en los Andes est? limitado el cultivo de la hoja de coca y su comercio internacional est? prohibido, salvo para el monopolio de la Coca-Cola y de 32 pa?ses ?ninguno latinoamericano? que tienen el derecho a producir legalmente la coca?na?, explic? la soci?loga.

Fracasa pol?tica de erradicaci?n

A la fecha, informes oficiales de la ONU muestran que la pol?tica de erradicaci?n s?lo ha logrado que las plantaciones sean intensivas. En la d?cada de los 90 la superficie plantada disminuy? de 280 mil a 180 mil hect?reas, pero el volumen de producci?n se mantuvo en alrededor de 300 mil toneladas, lo que abarca tanto la cosecha considerada ilegal, como la autorizada para alimentos y rituales andinos.

El Museo de la Coca, que difunde informaci?n desprejuiciada sobre la hoja y marca la diferencia con la adictiva coca?na, ocupa un espacio peque?o, sin lujos, donde los visitantes pueden degustar la hoja mientras observan las mamparas.

Hasta este a?o, el museo hab?a sido un puntual s?mbolo de la resistencia cocalera dentro y fuera de Bolivia, con exposiciones itinerantes. Pero desde septiembre del a?o pasado fue el presidente boliviano, Evo Morales, quien llev? hasta la ONU la defensa de la coca y la necesidad de revertir la pol?tica restrictiva de 1961.

Tambi?n es Morales, un l?der cocalero de ascendencia aymara, quien propuso en abril pasado que la hoja de coca pase a formar parte de los iconos del escudo nacional de Bolivia, al lado de la llama y el cerro mineral de Potos?.

?El hecho de pasar al escudo de Bolivia representar?a un reconocimiento a lo ind?gena, porque el escudo boliviano ha tenido siempre simbolismos europeos (laureles, por ejemplo). No es casual que el primer presidente ind?gena en Am?rica del Sur, Evo Morales, llegara a ese sitial (en enero de 2006) defendiendo la hoja de coca?, dijo la soci?loga.

Morales form? un movimiento pol?tico en la regi?n del Chapare, una de las dos principales productoras de coca, junto a Los Yungas, convertidas en el blanco central de la Guerra contra las drogas en Bolivia.

Cocalero, documental de 94 minutos del brasile?o Alejandro Landes, estrenado en mayo pasado en Bolivia y Argentina ?programado para M?xico en febrero de 2008?, es una muestra de la lucha de Morales, quien hizo de la hoja su medio de vida y una bandera contra la injerencia externa en los asuntos de los bolivianos.

La gran batalla contra la pol?tica de erradicaci?n de la coca tendr? lugar en la ONU en 2008 y para ello, Bolivia ?y en menor medida Per? y Ecuador? preparan sus argumentos en contra de los l?mites a la producci?n y el monopolio comercial mundial, encabezado por Estados Unidos, Alemania, Francia y Holanda.

Esperan menos restricciones

Industriales andinos como Oliveira saben que la producci?n de m?s mercanc?as a base de coca est? sujeta a las decisiones en la ONU y al monopolio comercial de Enaco, en el caso de Per?, pero tienen la expectativa de menores restricciones.

?El problema es que hay degeneraci?n cuando utilizan la hoja para producir coca?na. Lo que tenemos que hacer es promover el consumo de manera m?s cient?fica, con orden?, dijo el empresario, que dice vender un millar de paquetes diarios de los caramelos Vida.

Pero adem?s de la industrializaci?n, la resistencia cultural y la lucha pol?tica, la hoja de coca tambi?n se ha convertido en un s?mbolo de contracultura.

Conductores de minibuses en La Paz, negros colombianos, campesinos brasile?os o j?venes bolivianos de las ciudades recurren a la coca como un alimento alternativo; mujeres j?venes en varios pa?ses de Sudam?rica usan aretes hechos con hojas de coca envueltos en pl?stico cristalino.

Aunque con elementos comerciales, la batalla contra la desinformaci?n causada por la Guerra contra las drogas tambi?n se refleja en la venta de playeras estampadas que en el pecho muestran una hoja de coca, con una leyenda que advierte: ?La hoja de coca no es droga?.

?El uso de la coca es creciente?, consider? Silva. ?Esas camisetas que venden estampadas con hojas de coca podr?an ser parte de la contracultura; las hacen muchas personas, peque?as empresas, buscando quiz? una redici?n del concepto de cultura. Ojal? que m?s all? del concepto de consumo y comercio, se reconozcan tambi?n las ra?ces ind?genas.?

Por Guillermo Garc?a Espinosa (Especial para La Jornada)

Fuente: La Jornada

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