Jueves, 03 de enero de 2008
Freud y la coca?na: ?experimentos con uno mismo?
Rosa Aksenchuk [*]
El psicoan?lisis emerge hist?ricamente en el punto en que la pr?ctica m?dica encuentra su l?mite. En una realidad cultural signada por la represi?n y la tradici?n positivista fue necesario que Freud tropezara con serios obst?culos y que haya sabido no descuidarlos, para que se autorizara a apartarse del discurso dominante. No s?lo las histerias asomaban como obst?culo en aquellos primeros pasos del camino abierto por Freud, su relaci?n con la coca?na tambi?n constituy? un atolladero que logr? sortear produciendo incluso una ruptura con el saber m?dico en momentos en que a trav?s de destacadas labores investigativas como neur?logo aspiraba a alcanzar un renombre dentro de la comunidad cient?fica. [1]
Suele decirse que la falta de escritos espec?ficos sobre las toxicoman?as en la obra freudiana constituye una especie de punto ciego vinculado con su propia potencialidad adictiva , o m?s a?n, que su affaire con la coca?na en los a?os 1880, habr?a bloqueado la elaboraci?n te?rica sobre este particular. Esta explicaci?n, si bien introduce una disyunci?n entre droga y palabra que no deja de ser interesante, es rebatible en lo que a adicicci?n se referiere, si se considera que Freud alcanz? la edad avanzada en admirables condiciones de agilidad y lucidez mental.
El 30 de abril de 1884, con tres a?os en la profesion de m?dico, Freud comienza a experimentar - sobre s? mismo, sobre Martha y sobre otros ? los efectos de la coca?na. Habiendo le?do los experimentos de Aschenbrandt sobre la administraci?n de droga a soldados en maniobras con el fin de combatir la fatiga, intentar? averiguar por qu? v?a la coca?na pod?a aliviar la angustia y la depresi?n. La carta del 21 de abril de 1884 en la que anoticia a Martha sobre "un proyecto terap?utico y de esperanza" es el primer antecedente sobre el asunto: "He le?do ?ltimamente algunas cosas sobre la coca?na, el ingrediente activo de las hojas de coca que algunas tribus de indios mastican a fin de aumentar su resistencia al hambre y la fatiga. Un alem?n (se refiere a Aschenbrandt, 1883) ha probado este producto con algunos soldados y afirma que efectivamente sirve para hacerles m?s fuertes y resistentes. Ahora he hecho un pedido y por razones evidentes voy a probarlo en casos de enfermedades card?acas y despu?s de agotamiento nervioso, sobre todo en el terrible estado que se produce cuando deja de tomarse morfina (como en el caso del Dr. Fleischel)" .
Sus experimentos prometedores lo llevan a escribir Uber coca, un art?culo que sienta precedentes en los anales de la investigaci?n cient?fica porque introduce la coca?na en la medicina y satisface en todos los sentidos las exigencias que incumben a este g?nero: descripci?n bot?nica de la planta, datos hist?ricos detallados de su utilizaci?n en Per?, recorrido completo de la literatura cient?fica que le hab?a sido consagrada, f?rmula qu?mica del alcaloide, estudio de los efectos en los animales, repertorio de lo que se sabe de sus efectos en el hombre con aporte de una experimentaci?n original y un an?lisis argumentado de sus numerosas indicaciones en funci?n de hip?tesis que conciernen a las v?as y a los modos de acci?n fisiol?gica del producto.
Para situar el alcance de ?ber Coca, ser?a conveniente dejar de lado lo que hoy evoca el t?rmino coca?na y acomodarnos al hecho de que esta no era entonces para nada un producto prohibido. La prohibici?n data de 1906. En los a?os 1880, la coca?na gozaba en los Estados Unidos de una inocente preferencia que superaba ampliamente los c?rculos m?dicos. El consumo de vinos que conten?an coca ? los vinos Mariani ? era cosa popular. Cuando Albert Niemann [2] logra aislar el principio activo de la materia prima del Vino Mariani, la coca?na se vuelve objeto de una campa?a promocional montada por Parke & Davis y otros laboratorios interesados en su distribuci?n mundial. La propaganda emplea lemas similares: "No pierda tiempo, sea feliz; si se siente pesimista, abatido, solicite coca?na." La Coca-Cola iba a contener coca?na hasta 1903. La asociaci?n contra la fiebre del heno hab?a adoptado la coca?na como remedio oficial. En suma, el entusiasmo era casi general con respecto a este maravilloso sustento que fortifica el sistema nervioso, ayuda a la digesti?n, estimula los cuerpos fatigados, calma los dolores y libera de la toxicoman?a a aquellos que est?n enredados en ella. La situaci?n era muy diferente en Europa, donde se hablaba muy poco de la coca?na.
No hay que excluir que el inter?s suscitado por ?ber Coca se haya debido al hecho de que se trataba del mejor estudio europeo escrito hasta entonces. Es de notar, adem?s, que el status que reviste nosol?gicamente la neurosis en sus inicios (1785), conforme con el modelo an?tomo-cl?nico, responda a un modelo "lesional". De all? Allouch infiere que "si el discurso m?dico en el cual se inscribe se caracteriza por tomar su apoyo sobre el significante-amo de la lesi?n, la coca?na ser? ese objeto que en el lugar del Otro, dar? consistencia a lo supuesto de esta lesi?n al ratificar en contrapunto su verdad. De all? que la coca?na no es y no podr?a ser un medicamento entre otros. Ella encarna, por confirmar la lesi?n, lo que es necesario designar como lo que es el medicamento. Resulta de ello que su acci?n no podr?a ser un?voca pues esta univocidad dejar?a lugar a otra acci?n posible y, entonces, a otro medicamento. ?ber Coca marca esta posici?n eminente."
Por lo dem?s, el art?culo muestra un tono de entusiasmo que Bernfeld no deja de destacar: Freud escribe por ejemplo acerca de un ?don? (Gabe) de coca?na all? donde hubiese debido hablar, en t?rminos cient?ficos, de una dosis. Bernfeld extrae de ello, con raz?n, la conclusi?n de que ese texto est? atravesado por una ?corriente subyacente muy persuasiva?. Freud le escribe a Martha y habla all? de su texto como de un ?c?ntico a la gloria de la coca?na?, confirmando as? lo que le dec?a el 25 de Mayo cuando acababa de curar con coca a un enfermo afectado de un catarro g?strico: ?Si todo va bien, escribir? sobre esto un art?culo y espero que la coca?na se colocar? al lado y por encima de la morfina. Ella hace nacer en m? otras esperanzas y otros proyectos. La tomo regularmente en muy peque?as dosis para combatir la depresi?n y la mala digesti?n y esto con el m?s brillante ?xito. Espero lograr suprimir los v?mitos m?s tenaces, incluso si son debidos a alg?n grave padecimiento; en resumen, s?lo ahora me siento m?dico pues he podido acudir en ayuda de un enfermo y espero socorrer a otros.?
Jean-Luis Brau en su Historia de las drogas, refiere que el amor tuvo la culpa de que el fundador del psicoan?lisis no fuese el primero en descubrir las propiedades anest?sicas de la coca?na. Se refiere al hecho de que cuando Freud decide emprender sus dos investigaciones paralelas: sobre los efectos anest?sicos y como posible cura para la adicci?n de los morfin?manos, su novia, que resid?a en Hamburgo, lo llam? para que acudiese a verla, y Freud encarg? a su colega, el doctor K?ningstein que continuase sus trabajos, quien a su vez se remiti? al doctor Koller para terminar los experimentos. Koller logr? utilizar la coca?na como anest?sico local y resumi? su descubrimiento en una comunicaci?n a la Sociedad Oftalmol?gica de Alemania el 15 de septiembre de 1884 adquiriendo la posici?n c?lebre ante la comunidad cient?fica tan a?orada por Freud.
Luego de recetar coca?na en peque?as dosis como antidepresivo, Freud publica sus Escritos sobre la coca?na donde sugiere seis campos para su aplicaci?n terap?utica: 1) como estimulante, 2) para trastornos g?stricos, 3) para la caquexia (p?rdida de fuerzas y reservas alimenticias), 4) para curar a morfin?manos y alcoh?licos, 5) en aplicaciones locales, y 6) como afrodisiaco.
Pero el pharmakon [3] revel? r?pidamente su cara diab?lica. Fleischl, su muy admirado colega, quien tomaba morfina para luchar contra los dolores causados por la amputaci?n de un dedo de la mano, sucumbir? lentamente a los efectos de la coca?na recetada por Freud. Fleisch muri? adicto a esta ?ltima. Freud carg? con esa muerte llev?ndola como acusaciones de su Supery? durante largo tiempo, como lo testimoni? el sue?o de ?La inyecci?n de Irma?. Este tr?gico desenlace ha sido tal vez una de las razones m?s poderosas que empujaron a Freud a insistir en el tratamiento por la palabra, descreyendo de los f?rmacos que asomaban entonces. Pues si, como se?ala Pierre Eyguesier [4], el encuentro de Freud con la coca?na marca "la puerta de entrada para la experiencia psicoanal?tica de una manera tan decisiva como el autoan?lisis", su ulterior abandono como pharmakon es concomitante al descubrimiento de la dependencia de las producciones hist?ricas a los hechos de lengua, lo que abri? la posibilidad del paso al tratamiento por la palabra.
En julio de 1885 Erlenmeyer prueba el tratamiento propuesto por Freud, pero observ? que aparec?an s?ntomas de estr?s f?sico y mental en los pacientes durante el per?odo de consumo y de abstinencia de este f?rmaco, que causaban alucinaciones visuales y auditivas, as? como un s?ndrome man?aco agudo. Estos estudios hicieron que Erlenmeyer discutiera la ligereza con la que Sigmund Freud recomendaba el empleo de la droga como tratamiento de deshabituaci?n de la morfina. Cuando Louis Lewin lanza un escandaloso ataque a las opiniones de Freud, que defend?an a la coca?na como sustancia incapaz de provocar da?o alguno, y se opone a su utilizaci?n para el tratamiento de los adictos a la morfina, Erlenmeyer se suma a la embestida y acusa a Freud de haber desatado sobre el mundo "el tercer azote de la humanidad", despu?s del opio y del alcohol .
Desde los inicios de sus investigaciones Freud avizoraba en la coca?na un medio poderoso para aliviar y hasta suprimir sus propios sufrimientos. Desde sus primeras experiencias efectuadas sobre s? mismo, adhiere con entusiasmo a las tesis de Mantegazza, para quien la coca?na resultaba casi universalmente eficaz para mejorar los des?rdenes funcionales agrupados bajo el nombre de neurastenia. Freud llamaba as? al conjunto de manifestaciones patol?gicas que por entonces ?l mismo padec?a: estados transitorios de fatiga, apat?a, depresi?n, trastornos digestivos, crisis de ansiedad, s?ntomas neur?ticos que perturbaban principalmente su capacidad de trabajo intelectual.
Dir? Freud: ?El efecto ps?quico del cloruro de coca?na en dosis de 0.05 a 0.10 gramos consiste en optimismo y una duradera euforia, que no muestra diferencia alguna con la euforia normal de una persona sana. No aparece la sensaci?n de excitacion que acompa?a los est?mulos producidos por el alcohol. Tambi?n produce la caracter?stica necesidad de emprender inmediatamente alguna actividad, t?pica del alcohol. Se nota un aumento del control de uno mismo y tambi?n que uno tiene gran vigor y es capaz de trabajar; por otro lado, si uno se pone a trabajar echa de menos ese aumento de la fuerza mental que el alcohol, el t? o el caf? producen. Uno se encuentra sencillamente normal, y pronto le resulta dif?cil creer que se encuentra bajo los efectos de una droga.? Y: ?He comprobado en m? mismo unas doce veces este efecto de la coca, que suprime el hambre, el sue?o y la fatiga, y permite acentuar el esfuerzo intelectual.?
La acci?n de la coca?na se revela ben?fica tanto para anestesiar las necesidades fisiol?gicas y hacer olvidar los dolores, como para despertar y motorizar el rendimiento f?sico e intelectual. Freud se hac?a lenguas de la prodigiosa acci?n estimulante de la coca: ?Todos las opiniones concuerdan en que la euforia despertada por la coca no va seguida de ning?n estado de lasitud, de ning?n tipo de depresi?n.?
Fernando Geberovich afirma que: ?la coca?na pas? a ser para Freud el ant?doto m?gico, de un lado para anestesiar todo lo que, de fuente interna o externa, arriesgara ser un obst?culos que lo alejara de sus ideales, y del otro para estimular todo aquello que lo acercaba a ellos; ideales que pueden resumirse en una doble representaci?n: la Naturaleza y sus secretos, Amor y Ciencia, Femenino y Pensamiento. Pero este ?protector qu?mico de los ideales? se transformar? r?pidamente en ?dolo todopoderoso, como lo atestigua esta carta a su novia:??Ten cuidado, Princesa m?a! Cuando vuelva te besar? hasta que quedes toda roja. (...) Este muy conocido pasaje muestra que, cuando el objeto de investigaci?n pasa a ser el objeto en el cuerpo, el remedio se transforma en sustancia m?gica a glorificar, y no podemos menos que constatar un fen?meno de erotizaci?n del ideal.?
Sobre este punto de coalescencia de lo m?gico y de lo cient?fico que Uber Coca deja traslucir, y que ha sido descuidado en la biograf?a freudiana al punto de reducir la relacion de Freud con la cocaina a un simple episodion ? como se ver? ? , se asienta la tesis que Allouch desarrolla en ?Letra por letra? cuando se?ala que ?es por haber escrito su experiencia ligada a la coca?na en t?rminos ligados a las exigencias universitarias, de un discurso cient?fico, que Freud lleg? a renunciar a los ?beneficios? de esta substancia tan ponderada.?
Mientras Jones relega el asunto a un hecho epis?dico juvenil y a una falta de esp?ritu cr?tico que le impidi? dar su verdadero alcance al hecho. Bernfeld asevera que el entusiasmo de Freud por conseguir cierto potenciamiento gracias a la droga no persegu?a otro fines que los del trabajo; cuando, en rigor de verdad, en sus cartas a Martha abundan fascinantes met?foras guerreras organizadoras de la relaci?n con su novia y sugerentes alusiones sobre los efectos ?m?gicos? del f?rmaco como realizar sin fatiga largos trabajos, mantenerse despierto a controlar el apetito, esto ?ltimo lo lleva incluso a considerar la posibilidad de prescribirla para evitar los v?mitos. Por otra parte, Byck, pr?digo en elogios, se afana en presentar a Freud como precursor de la psicofarmacolog?a, en una l?nea cercana a la de Moreau de Tours como la del experimentador que se toma a s? mismo como cobayo [5]; presentaci?n desatinada [6] considerando que Freud se apart? tempranamente de sus investigaciones farmacol?gicas.
Con un tono de manifiesta decepci?n Freud calificar? en 1925 a la coca?na como un "allotrion", palabra griega que en los medios cient?ficos de entonces denunciaba peyorativamente la entrada en escena de un objeto extra?o al universo de la ciencia. Esta decepci?n asociada -como pudo entreverse hasta aqu? - con la muerte de Fleisch y las duras r?plicas de Lewin, Erlenmayer y otros m?dicos alemanes o anglosajones, no carece de importancia, pues si bien y a pesar de todos sus esfuerzos cient?ficos, Freud no descubre el principio universal de la acci?n de la coca?na habr? de seguir estudiando con aspiraciones cient?ficas, pero no con las mismas herramientas, los "principios universales" de la subjetividad.
Del obst?culo de la acci?n de la coca sobre la subjetividad, pasar? a dedicarse en Salp?tri?re cuando se reuna con Charcot, al obst?culo de la anatom?a "contra" la histeria.
Notas
[1] Con respecto a los primeros trabajos de investigaci?n realizados por Freud, Ernst Jones se?ala que el concepto de unidad de c?lulas y procesos nerviosos parece haber pertenecido a Freud quien hab?a hecho valiosas aportaciones sobre este tema. Aun as?, el nombre de Freud no se menciona entre los numerosos pioneros de la teor?a neuronal, como s? ocurri? con Wilhelm His, Auguste Forel y Ram?n y Cajal.
[2] Albert Niemann fue el farmaceuta que descubri? la coca?na en forma cristalina.
[3] Pharmakon (lo que cura enferma) popularizado por Derrida, quien lo extrajo de Plat?n. En la antig?edad, el t?rmino pharmacon era utilizado para describir tanto a los medicamentos como a los t?xicos.Pharmacon = remedio y veneno.
[4] En:Freud devint drogman.
[5] Moreau de Tours, alumno de Esquirol, es considerado el padre de la psiquiatr?a experimental y el iniciador de los estudios sobre las farmacopsicosis; experimentos, estos, que lo llevaron a consumir hach?s en su laboratorio. En su obra princeps, Du hachisch et de l'ali?nation mentale (Del hach?s y de la alienaci?n mental), publicada en 1845, consideraba que los efectos de esa planta constitu?an "un medio poderoso y ?nico de exploraci?n en materia de patogenia mental".
[6] Puede consultarse el art?culo titulado "Maldita coca?na" , publicado por P?gina 12 el 2/04/2000, que destaca las intenciones pol?ticas que subyacen en Byck al presentar a Freud como precursor de la Psicofarmacolog?a. http://www.pagina12.com.ar/2000/suple/radar/00-04/00-04-02/nota1.htm>
Art?culo relacionado
[7] V?SQUEZ ROCCA, Adolfo, "Peter Sloterdijk; Experimentos con uno mismo; Abstinencias, drogas y ritual" En Revista Oxigen, N? 20 Febrero, 2006, (Espa?a),UE. http://www.revistaoxigen.com/Menus/articulos/vasquezrocca/sloterdijk.htm
Bibliograf?a
ALLOUCH, Jean. Letra por letra. Traducir, transcribir, transliterar. Editorial Edelp
BERNFELD, Siegfried. ?Les etudes de Freud sur la cocaine?, en Robert Byck, De la cocaine
BRAU, Jean-Luis. Historia de las drogas. Ed. Bruguera
EYGUESIER, Pierre. Freud devint drogman
GEBEROVICH, Fernando. Un dolor irresistible. Toxicoman?a y pulsi?n de muerte. Ed. Letra Viva.
JONES, Ernst. Vida y obra de Sigmund Freud 1. Ed. Horm
FREUD, Sigmund. Uber coca en Escritos sobre la coca?na. Edit. anagrama
FREUD, Sigmund. Epistolario II. Hyspamerica
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[*] Psicoanalista. Licenciada en Psicolog?a. Universidad de Buenos Aires. Editora Asociada de la Revista Observaciones Filos?ficas http://www.observacionesfilosoficas.net. Directora de Psikeba, Revista de Psicoan?lisis y Estudios Culturales, Buenos Aires http://www.psikeba.com.ar/. Coordinadora de Ar?s Atenci?n Psicol?gica: http://www.arespsi.com.ar.
E-mail: [email protected]
Fuente: PSIKEBA

El psicoan?lisis emerge hist?ricamente en el punto en que la pr?ctica m?dica encuentra su l?mite. En una realidad cultural signada por la represi?n y la tradici?n positivista fue necesario que Freud tropezara con serios obst?culos y que haya sabido no descuidarlos, para que se autorizara a apartarse del discurso dominante. No s?lo las histerias asomaban como obst?culo en aquellos primeros pasos del camino abierto por Freud, su relaci?n con la coca?na tambi?n constituy? un atolladero que logr? sortear produciendo incluso una ruptura con el saber m?dico en momentos en que a trav?s de destacadas labores investigativas como neur?logo aspiraba a alcanzar un renombre dentro de la comunidad cient?fica. [1]
Suele decirse que la falta de escritos espec?ficos sobre las toxicoman?as en la obra freudiana constituye una especie de punto ciego vinculado con su propia potencialidad adictiva , o m?s a?n, que su affaire con la coca?na en los a?os 1880, habr?a bloqueado la elaboraci?n te?rica sobre este particular. Esta explicaci?n, si bien introduce una disyunci?n entre droga y palabra que no deja de ser interesante, es rebatible en lo que a adicicci?n se referiere, si se considera que Freud alcanz? la edad avanzada en admirables condiciones de agilidad y lucidez mental.
El 30 de abril de 1884, con tres a?os en la profesion de m?dico, Freud comienza a experimentar - sobre s? mismo, sobre Martha y sobre otros ? los efectos de la coca?na. Habiendo le?do los experimentos de Aschenbrandt sobre la administraci?n de droga a soldados en maniobras con el fin de combatir la fatiga, intentar? averiguar por qu? v?a la coca?na pod?a aliviar la angustia y la depresi?n. La carta del 21 de abril de 1884 en la que anoticia a Martha sobre "un proyecto terap?utico y de esperanza" es el primer antecedente sobre el asunto: "He le?do ?ltimamente algunas cosas sobre la coca?na, el ingrediente activo de las hojas de coca que algunas tribus de indios mastican a fin de aumentar su resistencia al hambre y la fatiga. Un alem?n (se refiere a Aschenbrandt, 1883) ha probado este producto con algunos soldados y afirma que efectivamente sirve para hacerles m?s fuertes y resistentes. Ahora he hecho un pedido y por razones evidentes voy a probarlo en casos de enfermedades card?acas y despu?s de agotamiento nervioso, sobre todo en el terrible estado que se produce cuando deja de tomarse morfina (como en el caso del Dr. Fleischel)" .
Sus experimentos prometedores lo llevan a escribir Uber coca, un art?culo que sienta precedentes en los anales de la investigaci?n cient?fica porque introduce la coca?na en la medicina y satisface en todos los sentidos las exigencias que incumben a este g?nero: descripci?n bot?nica de la planta, datos hist?ricos detallados de su utilizaci?n en Per?, recorrido completo de la literatura cient?fica que le hab?a sido consagrada, f?rmula qu?mica del alcaloide, estudio de los efectos en los animales, repertorio de lo que se sabe de sus efectos en el hombre con aporte de una experimentaci?n original y un an?lisis argumentado de sus numerosas indicaciones en funci?n de hip?tesis que conciernen a las v?as y a los modos de acci?n fisiol?gica del producto.
Para situar el alcance de ?ber Coca, ser?a conveniente dejar de lado lo que hoy evoca el t?rmino coca?na y acomodarnos al hecho de que esta no era entonces para nada un producto prohibido. La prohibici?n data de 1906. En los a?os 1880, la coca?na gozaba en los Estados Unidos de una inocente preferencia que superaba ampliamente los c?rculos m?dicos. El consumo de vinos que conten?an coca ? los vinos Mariani ? era cosa popular. Cuando Albert Niemann [2] logra aislar el principio activo de la materia prima del Vino Mariani, la coca?na se vuelve objeto de una campa?a promocional montada por Parke & Davis y otros laboratorios interesados en su distribuci?n mundial. La propaganda emplea lemas similares: "No pierda tiempo, sea feliz; si se siente pesimista, abatido, solicite coca?na." La Coca-Cola iba a contener coca?na hasta 1903. La asociaci?n contra la fiebre del heno hab?a adoptado la coca?na como remedio oficial. En suma, el entusiasmo era casi general con respecto a este maravilloso sustento que fortifica el sistema nervioso, ayuda a la digesti?n, estimula los cuerpos fatigados, calma los dolores y libera de la toxicoman?a a aquellos que est?n enredados en ella. La situaci?n era muy diferente en Europa, donde se hablaba muy poco de la coca?na.
No hay que excluir que el inter?s suscitado por ?ber Coca se haya debido al hecho de que se trataba del mejor estudio europeo escrito hasta entonces. Es de notar, adem?s, que el status que reviste nosol?gicamente la neurosis en sus inicios (1785), conforme con el modelo an?tomo-cl?nico, responda a un modelo "lesional". De all? Allouch infiere que "si el discurso m?dico en el cual se inscribe se caracteriza por tomar su apoyo sobre el significante-amo de la lesi?n, la coca?na ser? ese objeto que en el lugar del Otro, dar? consistencia a lo supuesto de esta lesi?n al ratificar en contrapunto su verdad. De all? que la coca?na no es y no podr?a ser un medicamento entre otros. Ella encarna, por confirmar la lesi?n, lo que es necesario designar como lo que es el medicamento. Resulta de ello que su acci?n no podr?a ser un?voca pues esta univocidad dejar?a lugar a otra acci?n posible y, entonces, a otro medicamento. ?ber Coca marca esta posici?n eminente."
Por lo dem?s, el art?culo muestra un tono de entusiasmo que Bernfeld no deja de destacar: Freud escribe por ejemplo acerca de un ?don? (Gabe) de coca?na all? donde hubiese debido hablar, en t?rminos cient?ficos, de una dosis. Bernfeld extrae de ello, con raz?n, la conclusi?n de que ese texto est? atravesado por una ?corriente subyacente muy persuasiva?. Freud le escribe a Martha y habla all? de su texto como de un ?c?ntico a la gloria de la coca?na?, confirmando as? lo que le dec?a el 25 de Mayo cuando acababa de curar con coca a un enfermo afectado de un catarro g?strico: ?Si todo va bien, escribir? sobre esto un art?culo y espero que la coca?na se colocar? al lado y por encima de la morfina. Ella hace nacer en m? otras esperanzas y otros proyectos. La tomo regularmente en muy peque?as dosis para combatir la depresi?n y la mala digesti?n y esto con el m?s brillante ?xito. Espero lograr suprimir los v?mitos m?s tenaces, incluso si son debidos a alg?n grave padecimiento; en resumen, s?lo ahora me siento m?dico pues he podido acudir en ayuda de un enfermo y espero socorrer a otros.?
Jean-Luis Brau en su Historia de las drogas, refiere que el amor tuvo la culpa de que el fundador del psicoan?lisis no fuese el primero en descubrir las propiedades anest?sicas de la coca?na. Se refiere al hecho de que cuando Freud decide emprender sus dos investigaciones paralelas: sobre los efectos anest?sicos y como posible cura para la adicci?n de los morfin?manos, su novia, que resid?a en Hamburgo, lo llam? para que acudiese a verla, y Freud encarg? a su colega, el doctor K?ningstein que continuase sus trabajos, quien a su vez se remiti? al doctor Koller para terminar los experimentos. Koller logr? utilizar la coca?na como anest?sico local y resumi? su descubrimiento en una comunicaci?n a la Sociedad Oftalmol?gica de Alemania el 15 de septiembre de 1884 adquiriendo la posici?n c?lebre ante la comunidad cient?fica tan a?orada por Freud.
Luego de recetar coca?na en peque?as dosis como antidepresivo, Freud publica sus Escritos sobre la coca?na donde sugiere seis campos para su aplicaci?n terap?utica: 1) como estimulante, 2) para trastornos g?stricos, 3) para la caquexia (p?rdida de fuerzas y reservas alimenticias), 4) para curar a morfin?manos y alcoh?licos, 5) en aplicaciones locales, y 6) como afrodisiaco.
Pero el pharmakon [3] revel? r?pidamente su cara diab?lica. Fleischl, su muy admirado colega, quien tomaba morfina para luchar contra los dolores causados por la amputaci?n de un dedo de la mano, sucumbir? lentamente a los efectos de la coca?na recetada por Freud. Fleisch muri? adicto a esta ?ltima. Freud carg? con esa muerte llev?ndola como acusaciones de su Supery? durante largo tiempo, como lo testimoni? el sue?o de ?La inyecci?n de Irma?. Este tr?gico desenlace ha sido tal vez una de las razones m?s poderosas que empujaron a Freud a insistir en el tratamiento por la palabra, descreyendo de los f?rmacos que asomaban entonces. Pues si, como se?ala Pierre Eyguesier [4], el encuentro de Freud con la coca?na marca "la puerta de entrada para la experiencia psicoanal?tica de una manera tan decisiva como el autoan?lisis", su ulterior abandono como pharmakon es concomitante al descubrimiento de la dependencia de las producciones hist?ricas a los hechos de lengua, lo que abri? la posibilidad del paso al tratamiento por la palabra.
En julio de 1885 Erlenmeyer prueba el tratamiento propuesto por Freud, pero observ? que aparec?an s?ntomas de estr?s f?sico y mental en los pacientes durante el per?odo de consumo y de abstinencia de este f?rmaco, que causaban alucinaciones visuales y auditivas, as? como un s?ndrome man?aco agudo. Estos estudios hicieron que Erlenmeyer discutiera la ligereza con la que Sigmund Freud recomendaba el empleo de la droga como tratamiento de deshabituaci?n de la morfina. Cuando Louis Lewin lanza un escandaloso ataque a las opiniones de Freud, que defend?an a la coca?na como sustancia incapaz de provocar da?o alguno, y se opone a su utilizaci?n para el tratamiento de los adictos a la morfina, Erlenmeyer se suma a la embestida y acusa a Freud de haber desatado sobre el mundo "el tercer azote de la humanidad", despu?s del opio y del alcohol .
Desde los inicios de sus investigaciones Freud avizoraba en la coca?na un medio poderoso para aliviar y hasta suprimir sus propios sufrimientos. Desde sus primeras experiencias efectuadas sobre s? mismo, adhiere con entusiasmo a las tesis de Mantegazza, para quien la coca?na resultaba casi universalmente eficaz para mejorar los des?rdenes funcionales agrupados bajo el nombre de neurastenia. Freud llamaba as? al conjunto de manifestaciones patol?gicas que por entonces ?l mismo padec?a: estados transitorios de fatiga, apat?a, depresi?n, trastornos digestivos, crisis de ansiedad, s?ntomas neur?ticos que perturbaban principalmente su capacidad de trabajo intelectual.
Dir? Freud: ?El efecto ps?quico del cloruro de coca?na en dosis de 0.05 a 0.10 gramos consiste en optimismo y una duradera euforia, que no muestra diferencia alguna con la euforia normal de una persona sana. No aparece la sensaci?n de excitacion que acompa?a los est?mulos producidos por el alcohol. Tambi?n produce la caracter?stica necesidad de emprender inmediatamente alguna actividad, t?pica del alcohol. Se nota un aumento del control de uno mismo y tambi?n que uno tiene gran vigor y es capaz de trabajar; por otro lado, si uno se pone a trabajar echa de menos ese aumento de la fuerza mental que el alcohol, el t? o el caf? producen. Uno se encuentra sencillamente normal, y pronto le resulta dif?cil creer que se encuentra bajo los efectos de una droga.? Y: ?He comprobado en m? mismo unas doce veces este efecto de la coca, que suprime el hambre, el sue?o y la fatiga, y permite acentuar el esfuerzo intelectual.?
La acci?n de la coca?na se revela ben?fica tanto para anestesiar las necesidades fisiol?gicas y hacer olvidar los dolores, como para despertar y motorizar el rendimiento f?sico e intelectual. Freud se hac?a lenguas de la prodigiosa acci?n estimulante de la coca: ?Todos las opiniones concuerdan en que la euforia despertada por la coca no va seguida de ning?n estado de lasitud, de ning?n tipo de depresi?n.?
Fernando Geberovich afirma que: ?la coca?na pas? a ser para Freud el ant?doto m?gico, de un lado para anestesiar todo lo que, de fuente interna o externa, arriesgara ser un obst?culos que lo alejara de sus ideales, y del otro para estimular todo aquello que lo acercaba a ellos; ideales que pueden resumirse en una doble representaci?n: la Naturaleza y sus secretos, Amor y Ciencia, Femenino y Pensamiento. Pero este ?protector qu?mico de los ideales? se transformar? r?pidamente en ?dolo todopoderoso, como lo atestigua esta carta a su novia:??Ten cuidado, Princesa m?a! Cuando vuelva te besar? hasta que quedes toda roja. (...) Este muy conocido pasaje muestra que, cuando el objeto de investigaci?n pasa a ser el objeto en el cuerpo, el remedio se transforma en sustancia m?gica a glorificar, y no podemos menos que constatar un fen?meno de erotizaci?n del ideal.?
Sobre este punto de coalescencia de lo m?gico y de lo cient?fico que Uber Coca deja traslucir, y que ha sido descuidado en la biograf?a freudiana al punto de reducir la relacion de Freud con la cocaina a un simple episodion ? como se ver? ? , se asienta la tesis que Allouch desarrolla en ?Letra por letra? cuando se?ala que ?es por haber escrito su experiencia ligada a la coca?na en t?rminos ligados a las exigencias universitarias, de un discurso cient?fico, que Freud lleg? a renunciar a los ?beneficios? de esta substancia tan ponderada.?
Mientras Jones relega el asunto a un hecho epis?dico juvenil y a una falta de esp?ritu cr?tico que le impidi? dar su verdadero alcance al hecho. Bernfeld asevera que el entusiasmo de Freud por conseguir cierto potenciamiento gracias a la droga no persegu?a otro fines que los del trabajo; cuando, en rigor de verdad, en sus cartas a Martha abundan fascinantes met?foras guerreras organizadoras de la relaci?n con su novia y sugerentes alusiones sobre los efectos ?m?gicos? del f?rmaco como realizar sin fatiga largos trabajos, mantenerse despierto a controlar el apetito, esto ?ltimo lo lleva incluso a considerar la posibilidad de prescribirla para evitar los v?mitos. Por otra parte, Byck, pr?digo en elogios, se afana en presentar a Freud como precursor de la psicofarmacolog?a, en una l?nea cercana a la de Moreau de Tours como la del experimentador que se toma a s? mismo como cobayo [5]; presentaci?n desatinada [6] considerando que Freud se apart? tempranamente de sus investigaciones farmacol?gicas.
Con un tono de manifiesta decepci?n Freud calificar? en 1925 a la coca?na como un "allotrion", palabra griega que en los medios cient?ficos de entonces denunciaba peyorativamente la entrada en escena de un objeto extra?o al universo de la ciencia. Esta decepci?n asociada -como pudo entreverse hasta aqu? - con la muerte de Fleisch y las duras r?plicas de Lewin, Erlenmayer y otros m?dicos alemanes o anglosajones, no carece de importancia, pues si bien y a pesar de todos sus esfuerzos cient?ficos, Freud no descubre el principio universal de la acci?n de la coca?na habr? de seguir estudiando con aspiraciones cient?ficas, pero no con las mismas herramientas, los "principios universales" de la subjetividad.
Del obst?culo de la acci?n de la coca sobre la subjetividad, pasar? a dedicarse en Salp?tri?re cuando se reuna con Charcot, al obst?culo de la anatom?a "contra" la histeria.
Notas
[1] Con respecto a los primeros trabajos de investigaci?n realizados por Freud, Ernst Jones se?ala que el concepto de unidad de c?lulas y procesos nerviosos parece haber pertenecido a Freud quien hab?a hecho valiosas aportaciones sobre este tema. Aun as?, el nombre de Freud no se menciona entre los numerosos pioneros de la teor?a neuronal, como s? ocurri? con Wilhelm His, Auguste Forel y Ram?n y Cajal.
[2] Albert Niemann fue el farmaceuta que descubri? la coca?na en forma cristalina.
[3] Pharmakon (lo que cura enferma) popularizado por Derrida, quien lo extrajo de Plat?n. En la antig?edad, el t?rmino pharmacon era utilizado para describir tanto a los medicamentos como a los t?xicos.Pharmacon = remedio y veneno.
[4] En:Freud devint drogman.
[5] Moreau de Tours, alumno de Esquirol, es considerado el padre de la psiquiatr?a experimental y el iniciador de los estudios sobre las farmacopsicosis; experimentos, estos, que lo llevaron a consumir hach?s en su laboratorio. En su obra princeps, Du hachisch et de l'ali?nation mentale (Del hach?s y de la alienaci?n mental), publicada en 1845, consideraba que los efectos de esa planta constitu?an "un medio poderoso y ?nico de exploraci?n en materia de patogenia mental".
[6] Puede consultarse el art?culo titulado "Maldita coca?na" , publicado por P?gina 12 el 2/04/2000, que destaca las intenciones pol?ticas que subyacen en Byck al presentar a Freud como precursor de la Psicofarmacolog?a. http://www.pagina12.com.ar/2000/suple/radar/00-04/00-04-02/nota1.htm>
Art?culo relacionado
[7] V?SQUEZ ROCCA, Adolfo, "Peter Sloterdijk; Experimentos con uno mismo; Abstinencias, drogas y ritual" En Revista Oxigen, N? 20 Febrero, 2006, (Espa?a),UE. http://www.revistaoxigen.com/Menus/articulos/vasquezrocca/sloterdijk.htm
Bibliograf?a
ALLOUCH, Jean. Letra por letra. Traducir, transcribir, transliterar. Editorial Edelp
BERNFELD, Siegfried. ?Les etudes de Freud sur la cocaine?, en Robert Byck, De la cocaine
BRAU, Jean-Luis. Historia de las drogas. Ed. Bruguera
EYGUESIER, Pierre. Freud devint drogman
GEBEROVICH, Fernando. Un dolor irresistible. Toxicoman?a y pulsi?n de muerte. Ed. Letra Viva.
JONES, Ernst. Vida y obra de Sigmund Freud 1. Ed. Horm
FREUD, Sigmund. Uber coca en Escritos sobre la coca?na. Edit. anagrama
FREUD, Sigmund. Epistolario II. Hyspamerica
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[*] Psicoanalista. Licenciada en Psicolog?a. Universidad de Buenos Aires. Editora Asociada de la Revista Observaciones Filos?ficas http://www.observacionesfilosoficas.net. Directora de Psikeba, Revista de Psicoan?lisis y Estudios Culturales, Buenos Aires http://www.psikeba.com.ar/. Coordinadora de Ar?s Atenci?n Psicol?gica: http://www.arespsi.com.ar.
E-mail: [email protected]
Fuente: PSIKEBA