contra el narcotráfico, despenalización de la hoja de coca

Mi?rcoles, 28 de marzo de 2007

Per?-coca: terminar con el sometimiento

Manuel Robles Sosa*, E-Mail: [email protected]

Lima (PL).- Un reciente acuerdo de distensi?n entre el gobierno y los cultivadores de hoja de coca de Per? demuestra la necesidad de terminar con la dominaci?n norteamericana en el tema, afirm? el experto Hugo Cabieses.

Entrevistado por Prensa Latina, el economista, considerado una autoridad en la materia, salud? el entendimiento suscrito por la dirigencia cocalera y el ministro de Agricultura, Juan Jos? Salazar, el pasado 15 de marzo, y resistido por sectores afines a la embajada estadounidense.

Cabieses dijo que cualquier soluci?n al problema de la producci?n excesiva de la hoja de coca - de uso natural medicinal pero tambi?n materia prima para producir droga - pasa por deshacerse de la tuici?n de Washington.

Es necesario, subray?, que "los peruanos elaboremos nuestra propia Pol?tica de Estado sobre Drogas y sobre Coca y no sigamos aplicandos la pol?tica de Estados Unidos".

Precis? que desde hace tres d?cadas Estados Unidos impone a Per? y a los pa?ses andinos una estrategia de erradicaci?n forzosa y represi?n a los cocaleros, que debe ser cancelada por haber fracasado absolutamente, pues no ha reducido la extensi?n de cultivos excedentes, tampoco ha disminuido el consumo de coca?na en Estados Unidos y otros pa?ses, ni reducido el narcotr?fico.

Ello demuestra la pertinencia de definir una pol?tica nacional, se?al? el experto, coincidiendo con declaraciones del ministro de Agricultura, Juan Jos? Salazar, tras la firma del convenio con los campesinos, el cual Cabieses califica de hist?rico.

El especialista admiti? que tienen raz?n los cr?ticos del convenio, al sostener que el mismo atenta en varios temas contra un decreto ley de control de la coca - dictado por el r?gimen militar de Francisco Morales Berm?dez en 1978 e impuesto por Washington - y por tanto es ilegal.

"Es cierto, pero lo que hay que hacer es cambiar esa norma por obsoleta e ineficaz y porque en los hechos ha fracasado y alentado al narcotr?fico", sostuvo el entrevistado, a tiempo de se?alar que la nueva pol?tica debe dise?arse en consenso con los campesinos y otros sectores.

Apunt? que los cr?ticos del convenio parten de enfoques legalistas y policiales, que consideran el tema de la hoja de coca como un problema de seguridad, penal-policial, de narcotr?fico, cuando debe ser enfocado como "un asunto socio-econ?mico, cultural y agr?cola por el lado de la producci?n" y un "problema m?dico-sanitario y educativo en lo que concierne al consumo de drogas".

El narcitr?fico, a?adi?, debe ser combativo en lo policial con una labor eficiente de inteligencia y operaciones quir?rgicas "contra los verdaderos narcotraficantes, no contra los campesinos y o consumidores".

Lo que ha fracasado, asegura el experto, es el enfoque se "seguridad nacional" que impone el gobierno de los Estados Unidos expresado en la llamada "guerra contra las drogas" para hacer disminuir la oferta, es decir, el cultivo y producci?n de coca.

"En realidad se trata de una guerra contra la coca y los cocaleros, mientras los narcotraficantes andan sueltos, incluso con visa para viajar a los Estados Unidos", sostuvo el economista.

Explic? que el enfoque norteamericano est? recogido en el decreto antinarc?ticos dictado en Per? en febrero de 1978 y busca afectar la oferta de drogas en Estados Unidos, aumentando los precios de la coca?na, disminuyendo la calidad de la droga, a tiempo de controlar la venta de droga en las calles.

Los resultados han sido inversos, pues en Estados Unidos la coca?na es cada vez m?s barata, la calidad de la droga que se vende en calles es cada vez mejor y el consumo de coca?na ha aumentado, agreg? Cabieses, al se?alar que el ?nico objetivo logrado, a un alto costo en vidas, inseguridad y restricci?n de espacios democr?ticos, ha sido el control policial-militar de los barrios pobres de las principales ciudades norteamericanas.

"El fracaso de la guerra contra las drogas no puede ser m?s evidente y esto es justamente lo que el Ministro de Agricultura de Per? se?al? luego de firmar el acuerdo con los dirigentes cocaleros: ya era hora que alg?n ministro se pusiera los pantalones", se?al?.

Subray? que el acuerdo de distensi?n fue un triunfo para los cultivadores, por recoger demandas estrat?gicas de los campesinos, y tuvo efecto positivo en la reunificaci?n de los cocaleros, que han dejado de lado diferencias internas para defender unitariamente el convenio logrado.

Como principal conquista alcanzada en el acuerdo mencion? la suspensi?n de la erradicaci?n, que consider? puede ser una maniobra gubernamental reversible en funci?n de los intereses del ejecutivo en sus relaciones con Estados Unidos, particularmente en el tema de la aprobaci?n del tratado bilateral de libre comercio (TLC).

Cabieses resalt? adem?s el logro de haber comprometido al gobierno a empadronar a los cultivadores de coca, porque permitir? determinar quienes producen, para quienes y en qu? extensiones y vol?menes, posici?n que estiman necesario los agricultores.

Los cocaleros - que aceptan erradicar tras el empadronamiento la coca ilegal - piensan que la empresa estatal de comercio legal de la coca (Enaco), monop?lica, puede comprar toda la producci?n para fines l?citos, dijo.

Explic? que un estudio realizado en 2003 verific? que en Per? hay tres millones 800 mil personas que consumen hoja de coca al natural, principalmente en la modalidad de masticaci?n, as? como en infusiones y otras formas.

Abastecer esa demanda l?cita, indic?, requiere - si aceptamos las cifras oficiales que el experto cuestiona -, unas ocho mil 700 toneladas de coca, pero Enaco - la empresa monop?lica estatal que tiene esta funci?n - solamente adquiere dos mil 800 toneladas, las que paga a precios magros a los cultivadores pobres de la selva y revende a precios elevados a los consumidores m?s pobres todav?a en la sierra, por una pol?tica errada de desaliento al consumo de la planta.

Si Enaco absorbiera y controlara esas casi nueve mil toneladas, podr?an ser legalizados unos 24 mil productores, los que, sumados a los que actualmente existen, llegar?an a un total de 30 mil a 32 mil cocaleros reconocidos. Con ello se habr?a solucionado la mitad del problema, pues en Per? hay unos 60 mil, agreg?.

Cabieses resalt? igualmente como conquista campesina, otro punto del acuerdo de distensi?n que obliga al gobierno a indemnizar a los cocaleros cuyas plantaciones fueron erradicadas pese a estar inscritos como cultivadores legales en el padr?n elaborado en 1978.

Propugn? paralelamente incentivar el consumo de coca en forma natural, con una pol?tica de respeto, que deje de lado la satanizaci?n de la coca, para destinar a ese consumo la sobreproducci?n actual.

Para el experto, Enaco debe adem?s pagar por la coca una suma que disminuya la gran diferencia actual entre su tarifa y la que pagan los contrabandistas y los narcotraficantes, y reducir el precio de venta para el consumo natural, para promover el uso en esta modalidad.

El experto explica que en Per? hay por lo menos tres mercados para la coca: la que compra Enaco legalmente, la que adquieren los contrabandistas pero que est? destinada al consumo tradicional y la que controlan los narcotraficantes para fabricar drogas. Incluso hay un cuarto mercado que es el trueque de hojas de coca por mercanc?as en las serran?as y la selva.

Cabieses cuestiona las cifras oficiales, tanto en extensiones de cultivos como vol?menes producidos.

Seg?n el entrevistado "el Estado act?a con los ojos vendados en este aspecto". No acepta las cifras proporcionadas por la CNC (Crime and Narcotics Center) de los Estados Unidos porque "son pol?ticas, aumentan o disminuyen en funci?n de las imposiciones y sub-valoran las extensiones de cultivos y tambi?n la producci?n".

La CNC sostuvo que en el 2005 hab?a 38 mil hect?reas para una producci?n de 50 mil toneladas.

Pero Cabieses tampoco acepta las cifras de la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito (ONUDD), que en el 2005 inform? la existencia de 48 mil hect?reas sembradas para un volumen de 109 mil toneladas.

"Estas cifras fueron manipuladas con la anuencia de Estados Unidos para justificar la tesis de que nueve de cada 10 hojas de coca van para el narcotr?fico", sostiene Cabieses. Y a?ade, "si revisamos lo que dice el Informe Mundial sobre las Drogas 2007, all? figuran 67,900 y no 109 mil toneladas".

Seg?n el entrevistado, probablemente la realidad gira en torno a unas 55 mil hect?reas de coca sembradas actualmente para una producci?n de no m?s de 60 mil toneladasde hoja de coca.

De este total, para el uso tradicional e industrializaci?n ben?fica se estar?an utilizando no m?s de 15 mil toneladas - en los dos o tres mercados existentes: legal, contrabando y trueque - y la diferencia se reparte entre coca perdida por razones clim?ticas y hoja que va para la elaboraci?n de drogas.

"Esto ?ltimo es lo que hay que combatir, pero no con erradicaci?n forzosa por ser ineficaz esta pol?tica", dice el experto.

Se?al? por otra parte que la experiencia peruana demuestra que el desarrollo alternativo - sustituci?n de cocales por otros cultivos - no ha funcionado, por haber promovido la agricultura de exportaci?n y "producto motor" de mono-producci?n, es decir, extensiva e intensiva, en zonas de selva alta que no son aptas egron?mica y ecol?gicamente para estos cultivos.

Explic? que ese tipo de cultivos en las condiciones que exige actualmente la globalizaci?n, depredan los suelos d?biles de las zonas tropicales, donde se cultivan la coca, por lo que se debe promover actividades forestales de corta maduraci?n con especies precoces y centros de producci?n diversificada en fundos integrales y asegurarles cr?ditos supervisados con mercados y precios, no necesariamente de exportaci?n.

"Hay que apuntar primero y principalmente a la construcci?n de mercados locales y regionales. La globalizaci?n no es ni debe ser para la selva alta, que es donde se cultiva y produce hoja de coca", se?al?.

Para Cabieses, los Programas de Desarrollo Alternativo (PDA) son en realodad Programas de Destrucci?n de la Agricultura (PDA) ya que en varios casos las especies introducidas no son propias para las zonas - como la palma aceitera africana -, se usan productos qu?micos para aumentar la productividad, se reparten semillas transg?nicas y se introducen paquetes tecnol?gicos inadecuados.

*El autor es Corresponsal de Prensa Latina en Per?.

Fuente: Prensa Latina

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