contra el narcotráfico, despenalización de la hoja de coca

S?bado, 01 de julio de 2006

Mama Coca

Por Sandra Chaher | 27.6.2006

Quiz? en octubre del 2006 los habitantes de Buenos Aires descubran que su ciudad es centro del II Foro Internacional por la Hoja de Coca. ?Por qu? ac??, se preguntar?n, olvidados o ignorantes de que un mill?n de argentinos son ind?genas y otro buen porcentaje tenemos sangre india en las venas. La argentina Aymara Falc?n, artista pl?stica descendiente del pueblo que le dio su nombre y actual residente de Per?, es la mediadora-promotora de ese evento que se teje con la paciencia y el cuidado de un abrigo andino.
En medio del pasaje de un milenio a otro, Aymara Falc?n dej? Argentina, su pa?s de nacimiento, y se fue a Bolivia a participar de un Inti-Raymi. Con ancestros guaran?es y aymaras, hac?a tiempo que se hab?a descascarado la crianza de un abuelo franc?s que la obligaba a hacer la venia a los cuadros de Aramburu y renegar de Per?n y los indios, o sea de ella misma, y se hab?a reconocido en esa cultura de la sangre que la hizo tejerse la trenza de mujer ind?gena.
Caminando las calles de La Paz, vio a los yatiris (curanderos) que le?an las hojas de coca sobre el polvo seco del altiplano. Se resisti?. A pesar de haber dejado hac?a tiempo Argentina, de haberse soleado en los valles chilenos, y de reconocer que su destino estaba en la tierra y el cielo aymara, ella, que llevaba el mismo nombre de su pueblo, descre?a a?n de los designios que pueden leerse en los lugares m?s ins?litos. Finalmente se anim?, se sent? en la tierra frente al hombre y pidi? que le fueran develados los misterios. El yatiri la mir? y le dijo ?Hermana, nunca vas a poder dejar de caminar. Los que tenemos trenza tenemos la misi?n de caminar.? Ella llor?. Ya hab?a pasado un abismo y esperaba que no tan lejos le llegara el reposo, un nuevo compa?ero y una vida serena. El yatiri le respondi?: ?Vos podr?s desear lo que quieras, pero Viracocha te pide otras cosas. Tu destino es difundir nuestra cultura, caminar y contar.?
Aymara trag? saliva, la misma que tantas veces hab?a enjugado con sabor a coca, y se entreg?. Parti? al Amazonas, vivi? en una comunidad con la que hizo rituales de ayawasca, tuvo visiones de un cactus con pulpa m?s rosa que el mel?n ?una variedad del San Pedro que desconoc?a pero descubrir?a m?s tarde en Catamarca- y poco despu?s fue llamada por su maestro, Agust?n Guzm?n, un curandero que lidera en Per? la Comunidad Tiwantisuyu, para dirigir una escuela de arte en el Amazonas. Aymara se pregunt? por qu?, habiendo tantas y tantos artistas pl?sticos peruanos, Guzm?n la hab?a elegido a ella para entregarle el sue?o de sus visiones de ni?o. Se respondi? que el maestro sabr?a y en el 2004 se intern? en la selva.
En abril del 2005 particip? del I Foro Internacional de la Hoja de Coca. Una semana de Paz con la Coca, realizado en la Universidad de San Marcos, Lima. ?Y aunque trat? de poner distancia, ya no pude. La defensa de la hoja de coca me tom? por completo, me lleva y me lleva.?
Aymara tiene 52 a?os, el pelo canoso, la trenza a un costado de la cara y los rasgos ind?genas. Est? sentada en un bar porte?o tratando de explicar, con la brevedad que imponen los tiempos urbanos, de qu? se trata esta defensa de la hoja de coca que se eleva como clamor desde las entra?as de los Andes y que est? logrando una inesperada legitimaci?n con la victoria del ex campesino cocalero Evo Morales en Bolivia.
Si Per?, Bolivia y Colombia vienen liderando hace a?os una defensa ?Aymara prefiere esa palabra en vez de lucha, aunque sus hermanos s? hablen de lucha porque 500 a?os de exterminio y explotaci?n les hicieron entender que no hay otro m?todo- de la hoja de coca como medicina y alimento, la victoria de Morales los alienta en una huella que ellos ven como un gran proceso de transformaci?n cultural, m?s cerca de los ciclos c?smicos de los dioses que de las coyunturas socio-pol?ticas.
Mama Coca
La Mama Coca no es tan importante para los andinos como la Pachamama, pero est? cerca. La tierra les da alimento, cobijo, movimiento. La coca les permite estar activos a miles de metros de altura, trabajar a?n si no hay comida, alimentarse, curar enfermedades, y los acompa?a en sus rituales sociales y religiosos.
?La planta de la coca es un esp?ritu femenino ?dice Aymara, que tambi?n cuenta que aprendi? a ser mujer en medio de los campesinos chilenos, que en la urbanidad porte?a ten?a muchas ideas pero nada visceral, que eso le lleg? con la tierra seca del Valle del Elqui chileno, en medio de los cultivadores del pisco-. Hay una vieja leyenda cristiana que dice que la planta surgi? porque era ligera de cascos y por eso fue castigada y partida al medio, una parte se fue al aire y otra a la tierra donde creci?. Es una planta que no se ingiere antes de los 18 a?os, porque se considera su chajchado (mascado) un rito de pasaje que debe ser realizado despu?s de tener relaciones sexuales con una mujer.?
La defensa de la Mama Coca es la de una cultura y su historia. La hoja de coca fue arrastrada en la ciega y sorda arremetida penalizadora contra las sustancias psicoactivas liderada por Estados Unidos desde comienzos del siglo XX. En las distintas convenciones internacionales de la ONU que fueron marcando los hitos prohibicionistas, qued? penalizado el principio psicoactivo de la hoja de coca, con el que se realiza la coca?na. Pero la planta tiene m?ltiples y ancestrales usos que ninguna ley trunca en el altiplano. La gente la mastica para trabajar o simplemente andar, toma t? de coca, la usa como anest?sico, para los dolores de est?mago, para hacer panes y tortas, para prevenir la osteop?rosis (el ?ltimo furor entre las mujeres ricas), y est? presente en la mayor?a de los rituales religiosos.
Los primeros registros del uso de hoja de coca en Am?rica, desde Argentina y Chile hasta el Caribe, tienen 6000 a?os y se refieren fundamentalmente al chajchado, que no es exactamente la masticaci?n sino la ingesti?n de la saliva que se mezcl? con la planta. El chajchado fue hist?ricamente usado por los pueblos ind?genas para nivelar la vida en las alturas. ?No es algo que te ponga guau, pero s? te quita el hambre. Por eso los ind?genas trabajaban como bestias en las minas de Potos?. Y ?se es un dolor que no se termina y que se siente en cada cosa que ves en esa ciudad?dice Aymara y lo dice toda ella: los ojos achinados, la trenza gris, la bijouter?e artesanal, la voz que cambia el tono y la cadencia-. Ir a Potos? es terrible. Es ver el despilfarro de Europa a costa de la sangre de nuestro pueblo.?
El polo andino
Quienes encabezan en este momento la defensa de la hoja de coca en el continente son organizaciones no gubernamentales y l?deres pol?ticos de Per?, Bolivia y Colombia. ?La defensa es desde lo ancestral y cultural porque la coca es parte de nuestra medicina tradicional y de nuestra cotidianeidad ?dice Aymara-, pero tambi?n desde lo econ?mico porque muchos de los campesinos de nuestros pa?ses, que no pertenecen necesariamente a los pueblos originarios, viven de este cultivo.?
Ecuador, situado estrat?gicamente en el medio de este polo cocacolero tiene una historia tan arraigada de prohibicionismo que si no fuera porque hay registros arqueol?gicos del uso de la planta entre los ind?genas, las autoridades habr?an borrado de todo mapa cultural y libro de historia o biolog?a la presencia de la planta. Sumado a esos vestigios innegables, el norte del pa?s est? siendo paulatinamente invadido por los campesinos colombianos que cruzan la frontera para evitar la fumigaci?n de sus cultivos.
El chajchado no est? penado en ning?n pa?s andino. Incluso hay t? que se fabrica para exportaci?n y en Per? est?n surgiendo peque?as empresas de panificaci?n. Sin embargo, en ese pa?s, el Estado ejerce el monopolio de la comercializaci?n de la hoja de coca a trav?s de una empresa que les compra a los campesinos y les vende a las farmac?uticas y a Coca- Cola. Y, por otra parte, existen en la regi?n millonarias y reiterativas campa?as que intentan incorporar en la poblaci?n la idea de coca=coca?na, un concepto falso comprobado por estudios cient?ficos que sostienen que, consumida la hoja de coca por v?a oral, las concentraciones de coca?na en la sangre nunca sobrepasan los 5 nanogramos por litro, dando solamente un efecto energizante y de supresi?n del hambre y la sed.
La victoria en las elecciones presidenciales de Bolivia del ind?gena y ex campesino cocacolero Evo Morales trajo aire y m?s ?mpetu a esta ?defensa? de los pueblos andinos. Morales ya anunci? como un punto central de su plan de gobierno la legalizaci?n de la producci?n de la hoja de coca.
Mientras tanto, las organizaciones no gubernamentales se proponen realizar el II Foro Internacional de la Hoja de Coca en octubre del 2006 en Buenos Aires. Para eso retorn? Aymara Falc?n a la ciudad en la que vivi? tantos a?os y en la que habitan su hija y su nieta. ?Por qu? Buenos Aires si en Argentina no hay un compromiso con la bandera que ella levanta? La respuesta deber?a empezar con la aclaraci?n de que Argentina no es s?lo Buenos Aires y que en el noroeste se chajcha como en Bolivia o Per?.
Despu?s, lo dicho por esta lideresa informal que cruza siempre las mismas fronteras para nunca terminar de descubrir: ?La mejor hoja de coca de Bolivia viene al norte argentino. La gente la compra para mantener sus rituales y usos medicinales. Pero adem?s, hay un fatal desconocimiento del tema en una parte de la regi?n, ya que Uruguay y Paraguay no la usan, en Ecuador se la erradic?, y Argentina permite el uso regional pero con una legislaci?n ambigua, y adem?s es un pa?s que tiene casi un 60% de sangre indigena escondida, camuflada. Sentimos que la mejor foma de quitar el manto de confusi?n que cubre a nuestros pueblos de origen es presentar en este ?moderno Virreinato del Rio de la Plata? una semblanza de lo que fueron nuestros pueblos, su cultura y su medicina. Necesitamos recuperar nuestra memoria de modo de ejercer nuestro de derechos, y necesitamos que la comunidad cientifica se interese en promover estudios bien fundamentados sobre las bondades medicinales y nutricionales de la hoja de coca? ?Qu? mejor que Buenos Aires para todo eso??

Fuente Artemisa Noticias
http://www.artemisanoticias.com.ar/site/notas.asp?id=19&idnota=2094

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